Aviso y disculpas

Definitivamente y a pesar de que ya llevo algo más de tres años con el blog, las nuevas tecnologías se resisten a Hildy Johnson. Ya os avisé que yo era de máquina de escribir, ya lo visteis en Luna nueva. Ayer me avisó un lector cercano que se podía comunicar conmigo vía telefónica (¡ay, los teléfonos, benditos!) que llevaba dos días intentando mandar un comentario y que le era absolutamente imposible. Hoy he hecho la prueba yo misma y efectivamente, no funciona el área de comentarios.

Pero ¡¡¡mis queridos lectores, la pobre Hildy en este campo es una completa inútil y no sé cómo hacer que vuelva a funcionar el enlace de comentarios!!! No sé si será algo ajeno a mí y se pondrá a funcionar en breve…, si en dos días más no funciona pediré a algún experto comprensivo que solucione el problema a esta Hildy inmortal pero absolutamente ignorante para paliar estos problemas tecnológicos.

Mil disculpas a todos

Besos

Hildy

El reloj asesino (The big clock, 1948) de John Farrow

¿Qué es una película entretenida?¿Qué es una película entretenida y bien hecha?¿Qué es una película con ritmo?¿Qué es una película con ritmo que no pierde fuelle? Sí, se puede realizar una película que sea correcta en su historia, en su planteamiento, en las interpretaciones, que no tenga pretensión de obra maestra sino de entretener al espectador con un producto cinematográfico de calidad sin ser necesario moralina final o mensaje oculto. Sí, ahí tenemos El reloj asesino, un thriller bien hecho, bien interpretado, bien filmado…, que además consigue ser entretenido.

John Farrow entraría dentro de la categoría de directores que quizá no se les reconoce como autores (es decir, que su obra cinematográfica sigue unas pautas que le hacen reconocible) pero sí como artesanos, es decir, capaces de realizar correctamente una película con el material adecuado y capaces por tanto a veces de sorprender.

El reloj asesino cuenta con ritmo trepidante la historia de un falso culpable que hace una carrera a contrarreloj para poder demostrar su inocencia. Él es Ray Milland, actor que tan pronto puede hacer Días sin huella como ser recordado con cariño por películas de bajo presupuesto con Roger Corman. En El reloj asesino es un periodista estrella de una cadena de medios de comunicación llevada inflexiblemente por un jefe (Charles Laughton) que quiere la perfección y que lleva su vida y la de sus empleados cronometrada, es un hombre obsesionado por los relojes y el tiempo exacto. Nuestro protagonista además de periodista estrella, saca adelante con éxito una revista sobre crímenes con lo cual está habituado a la investigación de casos. Está casado, con un hijo, y se puede decir más o menos que es un triunfador. Pero nuestro protagonista también está en un momento crítico. Está cansado. Muy cansado. Su trabajo absorbe prácticamente todo su tiempo de tal manera que su esposa ya está también cansada. En el momento que empieza la película, el protagonista está dispuesto a realizar un parón en su trabajo tenga las consecuencias que tenga y realizar un siempre soñado viaje de novios con su mujer y su hijo. Y es en ese momento crítico, no podía ser de otra manera, cuando arranca la historia.

Nuestro hombre se ve implicado en un asesinato que no ha cometido pero el espectador sabe desde el principio (y también lo sabrá nuestro protagonista) quién es el verdadero culpable. Un hombre poderoso que va a hacer todo lo posible por no reconocer su culpa y quien va a poner —sin saberlo— a nuestro protagonista en más de un aprieto. Y el planteamiento es genial porque Ray, el pobre, empieza a poner a todos sus hombres a investigar pistas para dar con el ‘presunto culpable’ siendo el ‘presunto culpable’ él mismo. Con lo cual esto genera más ritmo y más tensión.

Y qué mejor antagonista que un magnífico Charles Laughton que tiene que recrear a un peculiar malo malísimo y, como no, lo consigue. Ese director de medios de comunicación poderoso, pusilámine, que despide a sus empleados, que siempre tiene que estar presente, que los exprime, que vive con la exactitud del reloj, frío y despiadado y a la vez cobarde y lleno de complejos.

Por supuesto, la película cuenta con más personajes secundarios que enriquecen la trama de testigos y de oportunidades para que el protagonista pruebe su inocencia. Y esos testigos son los que además dan el toque cómico a la película destacando Elsa Lanchester como alocada pintora bohemia. U otro malo malísimo que siempre está al lado de Laughton, digamos que es el cerebro de la empresa, con el inquietante rostro de George Macready. Además también está la esposa-florero que aún hoy abunda en los thrillers con la cara de Maureen O’Sullivan (la esposa del director y nuestra Jane en el recuerdo… y la mamá de Mia Farrow) y la víctima que es una actriz llamada Rita Johnson que estaba construyendo una prometedora carrera cuando un accidente truncó su carrera.

Así Farrow con todos estos ingredientes logra un thriller entretenido y bien hecho con un ritmo adecuado que hace vibrar al espectador y le hace seguir una historia que le atrapa. El propio edificio donde trabaja el protagonista (y donde transcurre gran parte de la trama) se convierte en una trampa agobiante que atrapa a todos los protagonistas implicados.

Si quieren entretenerse una tarde, quizá disfruten de El reloj asesino, perfecta y redonda como el mecanismo de un reloj.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Atormentada (Under Capricorn, 1949) de Alfred Hitchcock

Sí, todavía queda filmografía del maestro del suspense que no he visto. Una de las obras más enterradas o menos recordada es Atormentada. Una buena historia y con elementos identificativos del cineasta aunque es una de sus obras menos nombradas para algunos fallida…, para mí llena de elementos interesantes que le confirman como maestro no sólo del suspense y terror sino como director que refleja complejas relaciones humanas y capaz de crear bellas historias de amor fou.

Atormentada entra dentro de esos melodramas gótico-terrorífico-de romanticismo exacerbado de siglos pasados que han creado una mitología cinematográfica interesante. Además tampoco descuida el director su virtuismo técnico a la hora de contar o narrar una historia. Así de pronto me vienen tres referentes: la adaptación cinematográfica de la novela de Emily Brönte por William Wyler, Cumbres borrascosas (1939), la primera obra norteamericana de Hitchcock para el productor David O’Selznick, Rebeca (1940), que era una adaptación de novela de ambientación gótica de Dahne Du Maurier y una de las obras más recordadas de George Cukor, Luz que agoniza (1944) que era adaptación de una obra de teatro. Atormentada también tiene su origen literario.

Elementos reconocibles de estos referentes se encuentran en la construcción y en el ambiente de Atormentada. Casa con personalidad propia, ama de llaves posesiva y un amor complejo más allá de las clases sociales y las apariencias. Todo envuelto en un halo de misterio. Hithcock toma como protagonistas a una de sus musas, Ingrid Bergman como mujer de clase alta irlandesa, ahora en Australia, atormentada por la culpa y aquejada de alucinaciones provocadas por el alcoholismo (interpretación exquisita que tiene algunos elementos similares a su recreación de mujer aterrorizada y enloquecida en Luz que agoniza) y un Joseph Cotten fantástico en papel de héroe romántico complejo y atormentado (que ya había trabajado con el maestro del suspense en La sombra de una duda en 1943 y había tenido a la Bergman en sus brazos en Luz que agoniza). Entre los secundarios señalar al actor británico Michael Wilding en un papel de aristócrata ocioso y testigo de los hechos que admira tanto a su perjudicada prima lejana como al hombre que la arrastró a Australia…y la actriz británica Margaret Leighton en papel de perversa, torturada y enamorada ama de llaves.

Hitchcock emplea, como quiere, largos planos secuencia que hacen viajar la cámara por una casa hermosa a la vez que siniestra o por un baile de sociedad y nos cuenta una historia de tormento y pasiones desatadas suavizadas por un happy end que quizá no pedía esta historia.

Cotten y Bergman funcionan como pareja romántica llena de complejidades. Y Cotten da con ese equilibrio entre hombre sospechoso y hombre enamorado de una mujer de clase social superior. El planteamiento es similar al de Cumbres borrascosas: mujer aristocrática, amante de los caballos, se enamora del chico de las caballerizas. La diferencia es que la mujer aristocrática sí que transgrede las normas sociales y sigue al amado a otros mundos y prescinde de los privilegios de su clase. Ambos además esconden un secreto que dificulta todavía más su historia de amor, están juntos pero les separa un abismo no sólo por las diferencias de clase —él a pesar de que ha prosperado como hombre de negocios en Australia es señalado siempre por su pasado como reo rehabilitado y arrastra un sentimiento de inferioridad que le impide relacionarse con su esposa—.

El personaje-curioso-investigador también asombra por su complejidad bajo una pátina de frivolidad y superficialidad y de hombre ocioso y privilegiado por su clase social, se esconde un Michael Wilding que incluso llega un momento que decide enamorarse y recuperar a su prima sin tener en cuenta sus sentimientos y la historia de amor que mantiene con Cotten, al que también admira por su olfato para los negocios y su carácter de hombre trabajador. Wilding crea un personaje ambiguo porque tampoco recibe todas las simpatías del espectador al presentar a un hombre totalmente aferrado a su clase social y se le presenta con todos sus defectos y virtudes. Por último, la ama de llaves no es tan absolutamente intrigante como la señorita Danvers porque más que un personaje de terror es un personaje tremendamente humano que actúa, en sus tejemanejes y maldades, bajo el dictado del amor. Vive enamorada de Joseph Cotten y deseando convertirse un día en señora de la casa…, se siente unida a él por clase social y quiere ser en todo momento imprescindible… y claro le estorba en sus planes de futuro la señora de la casa.

Así Atormentada es un efectivo melodrama gótico con dosis de misterio y almas en tormento con imágenes bellas e inteligentes y unos interpretaciones que merecen la pena. Una ambientación exquisita, una casa con personalidad propia, un collar de brillantes no entregado, unas escaleras importantes para la narración, unas puertas que se abren y se cierran, unas copas y botellas desafiantes, un baile de sociedad con tensión, confesiones de enamorados…

No hay que dejar escapar esta obra olvidada del maestro del suspense.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Día Mundial del Teatro

El sábado fue un día especial para el teatro. Un día de celebración. En todo el mundo se celebraba el Día Mundial del Teatro. Y el texto para conmemorarlo fue escrito por la actriz de teatro y cine Judi Dench.

Las relaciones del cine y el teatro presentan caminos infinitos. Caminos ricos y tremendamente interesantes. Dench en cine ha trabajado en dos de las adaptaciones que Kenneth Branagh realizó sobre Shakespeare: Enrique V y Hamlet. También tuvo un pequeño papel de reina que tiene una relación especial con el teatro en Shakesperae in love o intervino como dama que monta un teatro de variedades en tiempos difíciles, Mrs Henderson presenta. O también estuvo presente en una de las adaptaciones cinematográficas de una obra teatral de Wilde, La importancia de llamarse Ernesto.

Su discurso fue breve pero certero y se leyó en muchos lugares y escenarios del mundo:

“El Día Mundial del Teatro es una oportunidad para celebrar el Teatro en una miríada de formas. El Teatro es una fuente de entretenimiento e inspiración, y tiene la habilidad de unificar las diversas culturas y a las gentes de todo el mundo. Pero el teatro es mucho más que eso y también brinda oportunidades para educar e informar.

El teatro se representa en todo el mundo y no siempre en los escenarios tradicionales. Las representaciones pueden suceder en un pequeño pueblo de África, en una montaña en Armenia o en una pequeña isla del Pacífico. Todo lo que necesita es un lugar y un público. El Teatro tiene la habilidad de hacernos sonreír, de hacernos llorar, pero también debería hacernos pensar y reflexionar.

El Teatro surge a partir del trabajo en grupo. Los actores son las personas que se ven, pero hay un gran número de personas a las que no se ve. Son tan importantes como los actores y sus variadas y especializadas habilidades hacen que una producción sea posible.  También deberían compartir los triunfos y los éxitos que puedan ocurrir.

El 27 de marzo es oficialmente el Día Mundial del Teatro. Por muchos motivos todos los días deberían ser considerados días del teatro, porque tenemos la responsabilidad de continuar la tradición de entretener, de educar y de iluminar a nuestras audiencias, sin los cuales no existiríamos”.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Una noche de lluvia y cine

Llueve,

final de semana

y casi cierro los ojos.

El cansancio, hoy, me puede.

De pronto, sonrío.

Hoy puede ser una noche de lluvia y cine.

Me acomodo en el sillón.

Me pongo una manta.

Y pienso qué me apatecería que apareciera en pantalla.

Un drama, una comedia, una historia de amor o de ciencia ficción.

Qué actor o actriz me apetece ver en este o aquel papel.

Qué director me gustaría que me contara una historia.

Qué imagen quiero disfrutar.

Qué personaje quiero que me robe los sentidos.

Miro las estanterías y los títulos.

¿Me apetece algo nuevo?

¿Me apetece repetir?

¿Podré sonprenderme?

¿Reiré?

¿Lloraré?

¿Pensaré

O quizá me quede dormida y sueñe.

Me levanto de nuevo.

Ya he elegido.

Hoy es noche de lluvia y cine.

Sonrío.

Otra historia ante mis ojos.

Otra imagen en la retina.

Y no importa que la lluvia golpee los cristales

o que mis ojos se cierren.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Momento inolvidable de Yul Brynner

A veces navegando por la red encuentras momentos mágicos. El de Yul Brynner es extracinematográfico. El Rey de la sensual calva, el tipo duro, se derrite de pasión con una guitarra y una bonita canción de la cultura gitana. Le encantaba su música. En ese momento, se ve a Brynner con su reluciente calva y un atractivo bigote así como un pañuelo rojo al cuello y con una voz preciosa. No viene ni el año de la actuación, ni dónde fue, ni quién le acompaña con otra guitarra y otra voz. Aunque puede ser Aliosha Dimitrievitch con el cuál grabó en 1967 The Gypsy and I: Yul Brynner sings gypsy songs. La canción es maravillosa Two guitars. Tanto Brynner como su compañero se ve que están disfrutando y que han actuado más veces juntos…, están sintiendo lo que cantan. De verdad que es un lujo. Una sorpresa ver a Brynner en su faceta de cantante. Y ese disco —seguro que difícil de encontrar— tiene que ser una gozada…

Por cierto nuestro Brynner de la divina calva también era un gran aficionado y un enamorado de la fotografía y parece ser que también existe un libro con su trabajo como fotógrafo. Otra rareza.

Yo a Brynner le tengo en gran estima. Siempre me llamó la atención que fuera el hombre ideal de mi abuela paterna. Yo de pequeña siempre le preguntaba que qué actor le gustaba y ése era el actor en el que ella se había fijado… nada de ídolos de los años treinta y cuarenta, no, ella encontró a su actor en los cincuenta.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Charles Boyer

Quizá es sólo una leyenda pero Boyer era el héroe romántico que interpretó en la pantalla. El hombre misterioso e inquietante con una voz seductora y unos rasgos exóticos o distintos se quitó la vida ya anciano cuando quizá decidió que no merecía la pena seguir envejeciendo sin su compañera — que acababa de morir tras una enfermedad— desde 1934, Pat Paterson. Fue a finales de los setenta. Y quizá también era ya, como lo es ahora, un icono olvidado.

Hombre que también forjaba una leyenda de hombre intelectual amante de la filosofía y el teatro, su gran pasión antes que la pantalla…, fue el galán que acompañó a bellas mujeres al otro lado del océano desde décadas muy tempranas…, en el cine empezó en el periodo silente en su país de origen. Después su salto a Hollywood se dio por varias circunstancias: primero por la transición que hubo del periodo silente al hablado que hizo que actores europeos trabajaran en las versiones especiales en los correspondientes idiomas de distintas películas americanas lo que supuso que los magnates tuvieran conocimientos de rostros al otro lado del océano. Segundo, por su matrimonio con una actriz escocesa que tenía más fácil hacer carrera en EEUU.

Confieso que desconozco gran parte de su carrera cinematográfica sobre todo el periodo silente pero lo que he logrado ver no me deja indiferente así como ese icono que fue en los años 30 y 40 de perfecto ‘héroe romántico’ con unas gotas de ‘amante europeo’ que le hizo compartir pantalla con las damás más prestigiosas y famosas de las distintas décadas. Sin embargo, cuando logró salir de ese cliché también pudo dejar interpretaciones que no se olvidan.

Curiosamente su papel más recordado no tiene nada que ver con la imagen que proyectó durante décadas. El papel de marido despiadado, de hombre oscuro, que trata de enloquecer poco a poco a su mujer en esa pequeña joya que es Luz que agoniza de un George Cukor emulando una película de terror gótico con toques del maestro del suspense. Esta película se estrenó en 1944 y Boyer ya llevaba mucho tiempo en la pantalla.

En 1934 protagonizó una película francesa del director Fritz Lang antes de que saltara Hollywood. Se trata de Liliom y una historia de vida después de la muerte…, donde Boyer es un joven despreocupado que va cayendo en la mala vida y encuentra una extraña segunda oportunidad para corresponder a la mujer que le ha amado con todos sus defectos y virtudes. Aunque aún no he podido verla supuso un paso importante en la carrera de Boyer como actor. Más miradas sobre él. Aparece ese héroe cuyo éxito con las mujeres es innegable pero que termina enamorándose de veras.

Gregory La Cava, al año siguiente, le da la oportunidad de hacerse un nombre en Hollywood al ser uno de los rostros del reparto estelar de la curiosísima Mundos privados, película que transcurre en un hospital psiquiátrico y que da a Boyer el papel de doctor-psiquiatra extranjero y extraño en el ambiente, hombre atormentado que sufre, que termina enamorado de la doctora estrella Claudette Colbert (volverá a enamorarse de la Colbert en Tovarich dos años después). Coloconda así más cimientos de su héroe romántico y atormentado a la vez.

Protagoniza junto a la Dietrich película etérea y espiritual de héroe atormentado de pasado oculto en esa extraña historia que cuenta El jardín de Alá. Los dos son románticos hasta extremos impensables. El desierto ayuda al clima exótico y añejo que proporciona esta película.

Y siguiendo ese delirio romántico Borzage le hace protagonizar junto a Jean Arthur Cena de medianoche que le sube en un barco donde transcurre la historia. Precedente sin duda de una de las películas que le harían más famoso… pero todavía queda un poco.

Antes Boyer tendría en sus brazos a Greta Garbo, como amante polaca de su Napoleón en María Walewska. Y a la bella Hedy Lamarr convirtiéndose en Pepe Le Moko, ese ladrón y aventurero francés que el dice a la amada al oído: ‘vente conmigo a la kashbah’ (aunque no nos olvidemos de la versión francesa y mi maravilloso Jean Gabin) en Argel.

Llega el último año de la década de los 30 y Boyer se convierte en el play boy de éxito que en gran barco encuentra el amor…, Leo McCarey rueda su primera versión de Tú y yo. Él es Boyer. Ella es Irene Dunne. De nuevo alta comedia y romanticismo exacerbado. Sin embargo, esta versión ha quedado sepultada por la nueva versión que realizó el director años más tarde con Grant y Kerr de protagonistas.

En los cuarenta no podía dejar de trabajar con la reina del melodrama. Así protagoniza una historia desgarrada junto a Bette Davis, El cielo y tú.

De nuevo, se pone en la piel de gigoló europeo, u hombre acostumbrado a vivir la vida con un montón de mujeres, que se enamora poco a poco de una maestra norteamericana. Primero, la seduce para conseguir papeles que le permitan cruzar la frontera, después atormentado descubre que está enamorado. Así Boyer se coloca entre una explosiva Paulett Gogdard y una bella Olivia de Havilland en un maravilloso melodrama de Mitchell Leisen, Si no amaneciera.

Antes de su luz que agoniza todavía seduce a Rita Hayworth en uno de los episiodios de 6 destinos. Ahí es un actor de éxito que trata de revivir una historia con una bella amante casada ahora con un hombre celoso (genial Thomas Mitchell). O protagoniza otro de los episodios de la interesante Al margen de la vida donde protagoniza historia romantiquísima en el mundo del circo junto a Barbara Stanwyck. Ambas películas de Julian Duvivier.

Me gustaría destacar otro de los papeles que Boyer hacía sin pestañear y que alimentaban ese espíritu romántico: el de músico. Lo representó un montón de veces junto a Katherine Hepburn, Joan Fontaine, Lauren Bacall u otras compañeras. Sin embargo, de estos dramas románticos en los que hacía de músico no he logrado ver ninguno.

A partir de Luz que agoniza el abanico de papeles de Boyer crece, a la vez que su popularidad como héroe romántico disminuye. Así entra en el terreno de la comedia haciendo pareja deliciosa, de europeo vividor, con una alocada (por única vez) Jennifer Jones en El pecado de Cluny Brown de Ernst Lubitsch.

Con la Bergman volvería a intentar ser ese héroe romántico en tiempos de guerra pero el público en taquilla no responde: Arco del triunfo, un interesante melodrama. Sin embargo, sí triunfa en su vuelta a Francia con Max Ophül en 1953 y su Madame de… Y de nuevo de la mano de Minnelli vuelve a una clínica psiquiatrica en la fallida La tela de araña.

Boyer empieza a convertirse en secundario imprescindible que roba escenas en películas de los 50 y 60 como La vuelta al mundo en 80 días, Fanny o Los cuatro jinetes del Apocalipsis (de nuevo con Minnelli). Sigue su carrera imparable de secundario en películas tan populares como ¿Arde París?, Cómo robar un millón y… o la disparatada Casino Royale. De estos años me gustaría destacar la comedia romántica Descalzos en el parque donde Boyer está espléndido como vecino encantador de una fogosa pareja. Y poco a poco fue retirándose de la pantalla… y convirtiéndose en mito sereno.

Todavía podemos escuchar su voz cálida… es un rostro en la oscuridad de la sala que susurra.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Cóctel de cine

El concierto de Radu Mihaileanu

Es curioso cuando ves una película y vas sintiendo que no es una película redonda, que tiene ciertas lagunas que no la hacen grande, pero sí goza de los suficientes ingredientes para disfrutar viéndola…, y además sales con cierta emoción de la sala de cine y una lágrima en la mejilla con una pequeña sonrisa.

Y esto es lo que me ocurrió con El concierto. Alguno de sus personajes secundarios me cautivaron, la sencilla historia me atrapó, el fondo histórico me interesó, algunas escenas me hicieron sonreír, disfruté con la visión de Moscú y París, me resultó ingeniosa esa mezcla del viejo comunismo con el nuevo capitalismo y sus nuevos ricos en Rusia y los doce minutos finales —donde se desarrolla el concierto que hace alusión el título— hizo que alguna que otra lágrima cayera por mi mejilla.

Sobre todo me encantó esa preciosa metáfora: la armonía perfecta que se puede lograr a través de una orquesta, en este caso de música clásica, a pesar de la anarquía de sus distintos miembros. Cuando un colectivo se une para llevar a cabo un proyecto artístico común…, cuando parece que todo puede salir mal, de pronto se conjugan todas las pasiones de cada uno de los miembros y surge el arte…

Y no olvidemos la música de Tchaikovski.

El sirviente (1963) de Joseph Losey

Interesante propuesta del director exiliado Joseph Losey (uno de los profesionales que engrosaron la lista negra de la Caza de Brujas) junto al dramaturgo Harold Pinter.

En una casa, que es una protagonista más, conviven un señorito aristocrático con mucho tiempo libre y muchos pajaros en la cabeza de proyectos futuros nunca cumplidos (James Fox) y su sirviente (Dick Bogarde, inquietante) y ambos construyen una compleja relación de poderes, humillaciones y degradación. En un ambiente claustrofóbico y con unos personajes a cada cual más antipático asistimos a la radiografía de una relación enfermiza con momentos angustiosos e instantes de degradación espiritual y moral. Otro aspecto interesante en esta relación de poderes es el aspecto sexual y cómo se refleja a lo largo de la película, escenas de una sensualidad muy explícita que ofrece muchas escenas con fuerza visual…

A todo ayuda no sólo la distancia que sufre el espectador ante cada uno de los personajes (a mí me resultaron todos muy antipáticos y eso me creó la distancia) sino el empleo del espacio, esa casa con habitaciones, espejos, camas, escaleras y benditas puertas.

Momentos Clave. 100 años de cine (Editorial Blume)

Una de las lecturas que más he disfrutado durante un tiempo ha sido este libro con una presentación muy atractiva y amena. El crítico Chris Fujiwara coordina y reúne a toda una pléyade de expertos y críticos cinematográficos para que cada uno seleccione un momento clave de la historia del cine (puede ser un evento cinematográfico, la publicación de un libro, un personaje de una película, una escena concreta, un adelanto tecnológico, un diálogo, una frase).

Así crea una peculiar historia y mirada del cine que no se centrá tan sólo en los momentos que a veces todos los amantes del séptimo arte tenemos en mente sino que rebusca en el cine experimental y de vanguardia o en otras cinematografías del mundo (por ejemplo, muestra un especial interés por el cine de La India) abriendo nuevas áreas de conocimiento y descubriendo películas ocultas (por lo menos para Hildy) o de poca distribución y añadiendo nuevos nombres a tener en cuenta. Los momentos están distribuidos por décadas y llega hasta el año 2007

Un placer cinéfilo.

Shutter  Island de Dennis Lehane

La última película de Martin Scorsese me interesó en muchos aspectos y me enganchó ese viaje que hace a la parte más profunda de una persona: al interior de su mente. Ese viaje a los miedos más ocultos, a los sentimientos de culpa más escondidos, ese particular infierno del agente federal Teddy…, y también como Shutter Island, esa isla donde se encuentra un centro psiquiatrico se convierte también en metáfora de una sociedad enfermiza sepultada entre miedos externos y ansias de seguridad.

Así que me compré la novela. Quería leer cómo se había realizado esa adaptación cinematográfica de la novela de Dennis Lehane. Creo que en pantalla se han trasladado todas las claves para entender esta historia. Todavía no la he terminado pero estoy sorprendida porque hasta ahora me parece que se ha llevado a la perfección  el espíritu del libro a la pantalla blanca.

Ah, sí, estoy enganchadísima a la lectura de esta novela…, quizá cuando termine su lectura vea otra vez la película.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Senso (Senso, 1954) de Luchino Visconti

Il Trovatore de Giuseppe Verdi suena en el Teatro de La Fenice en la bella Venecia. Finales del siglo XIX (1966), los austriacos ocupan Italia y la rebeldía de los italianos se está organizando…

En los palcos, mientras se sucede el drama de una ópera, se sucede la vida social, las intrigas políticas, la diferencia de clases sociales, los chismes, las historias de amor.

De pronto, acaba uno de los actos y desde los palcos más altos empiezan a gritar que Viva Italia y se empiezan a lanzar una lluvia de papeles con los colores de la bandera italiana y ramilletes de flores.

Un joven oficial austriaco se ríe de la ofensa. Un noble que le escucha se enfrenta a él y le reta a duelo.

De todo esto es testigo la bella y madura condesa Livia Serpieri quien se preocupa por el noble, su primo. Así que decide llevar al palco al oficial Franz Mahler, un joven altivo que tiene fama de conquistar corazones, para evitar que luchen. Éste le dice que no se preocupe, que todo lo puede frenar un arrestro.

A la dama le da un fuerte dolor de cabeza y le pide a su esposo, un hombre mayor que simpatiza y trabaja con los austriacos, que salgan de la ópera. Que no se encuentra bien.

Éste es el arranque de Senso que ya muestra el amor de Visconti hacia la ópera y su gusto por la reconstrucción exquisita de una época, la importancia de las escenografías y ambientaciones y las artes que empleará para ir contando la decadencia de una clase social y el resurgimiento de otra época histórica. Así emplea el melodrama histórico con notas de Ópera trágica para contar el obsesivo y humillante amor que sufre la condesa Serpiere —que abraza la causa italiana por admiración hacia su primo y por lleva la contraria al esposo anciano (listo personaje que se coloca al lado de aquel que detentará el poder y le permitirá seguir con su acomodada vida)— hacia el joven oficial Franz Mahler.

Visconti no emplea sólo su vasta cultura en la recreación de un periodo a ritmo de melodrama y ópera sino que también en sus encuadres y composiciones se inspira en los grandes pintores del siglo XIX que también le sirven como fuente para la recreación de vestuarios.

Así vamos viajando a través de la condesa Sarpiere por su torbellino de sentimientos y por la transformación del joven oficial (sin duda lo más interesante de la película). Porque Senso se cuenta a través de las emociones y sentimientos de la condesa. Así vamos desde una condesa con afán de ser heroína que queda cautivada por la belleza y gallardía del oficial enemigo. Un joven que le parece héroe romántico. Al principio le rechaza como enemigo, después en un paseo nocturno por la bella Venecia queda cautivada por el joven galán, entonces se entrega y en la intimidad de un cuarto le ama, le mira, le toca…, y le entrega un mechón de sus cabellos. Después viene el abandono y la condesa no entiende y trata de buscarle obsesivamente. Más tarde llega el reencuentro, y ya vemos algo más allá que la condesa sobre la verdadera alma del joven oficial. De nuevo la separación y algo más tarde ella corre a sus brazos a pesar de una carta de advertencia. La humillación más dolorosa donde la condesa se quita la venda de los ojos y ve al verdadero hombre del que se ha enamorado (él nunca se ha ocultado y así lo dice con una sinceridad que desarma…, con una crueldad que rompe) y, por último, la venganza más cruel.

Franz Mahler no es un héroe romántico, Mahler es un vividor que quiere sobrevivir, que utiliza a las personas, que disfruta de la vagancia, el poder y el placer, que no le interesa la guerra ni se traga el morir por la patria (es todo lo contrario al primo de la condesa)…, que sabe que está viviendo el fin de su clase, de la aristocracia, y trata de alargarlo…, trata de sobrevivir. Y para él la condesa Sarpieri sólo es una pieza más a la que manipular porque sabe que ella se va a dejar…, en el fondo, ya se lo dice en el último encuentro, son más iguales de lo que piensa ella.

La condesa Sarpieri se obsesiona de amor. Primero se obsesiona con la causa de su primo, al que admira y le hace huir de su insatisfecha vida junto al marido mayor. Después, se obsesiona con Mahler de tal manera que no tiene reparo en darle el dinero para la causa rebelde que le ha dejado su primo para que la resguarde. Porque ella ahora es una mujer que ama ciegamente. Y cuando se ve en el espejo, en esa escena humillante donde Mahler, sucio y alcoholizado, le hace compartir mesa con una joven prostituta (que muestra más compasión por la situación que ninguno de los dos), se deja arrastrar por las calles, ajena a la guerra y a la situación que vive en esos momentos Italia o el ejército austríaco, y se venga extirpando su obsesión, eliminando al objeto de su deseo…

Así Visconti, que abandona su etapa más contemporánea y neorrealista, reconstruye un tema que le obsesiona hasta el final de su carrera como director cinematográfico, la decadencia del ser humano. Y lo reviste de melodrama romántico entre dos seres decadentes. Una hermosa y sensual Alida Valli con aires de soprano trágica de ópera clásica y un apuesto y decadente Farley Granger que con su apostura esconde su verdadero espíritu.

Senso es la adaptación de una novela corta de Camillo Boito donde en el guión trabajaron la guionista Suso Cecchi D’Amico, que ya había colaborado con Visconti en Bellisima o Rocco y sus hermanos y que le acompañaría hasta el final en El inocente; el propio director y los escritoresTennessee Williams y Paul Bowles (geniales en historias opresivas, amores obsesivos, decadencias y tragedias varias).

Como siempre Visconti regala escenas de una fuerza visual que envuelve. No sólo la escena del teatro. Sino la de los encuentros entre los amantes: el paseo nocturno, en la intimidad del cuarto, en la casa de campo donde se ha retirado la condesa junto al esposo durante la guerra, la escena maravillosa del granero vacío, la dura escena final clímax de una ópera trágica…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Diccionario cinematográfico (126)

Comedia negra: Dos abuelillas encantadoras preparan arsénico para administraserlo a algún solitario al que nadie espera. El sobrino está desesperado por los horrores que encuentra en el sotano…, pronto va a casarse pero sus ancianas tías le tienen preparado un regalo de bodas que no se espera. Ellas preparan una fiesta especial donde invitan al bueno de Monsieur Verdoux antes de que liquide alguna socia-viuda-solitaria-millonaria que le haga heredar unos milloncejos, el paro obligado le ha dejado en una situación muy mala. En una esquina de la habitación festiva esconden su amor Harold y Maude. El bueno de Harold es un jovencillo millonario excéntrico que ante el vacío de su vida trata de suicidarse una y otra vez o asiste continuamente a funerales. Ahí conoce a la superabuela Maude que le muestra lo que verdaderamente es la energía de la vida. Harold y Maude están acompañados por el verdugo jubilado, el funcionario que hace correctamente su trabajo, que les está diciendo lo que le cuesta a su yerno ejercer el puesto que hereda. No falta una dulce ancianita, la vecina de arriba, que cuenta consternada que no sabe qué ha sido de su quinteto de vecinos de la puerta de al lado. A ella le parecían unos jóvenes muy simpáticos y atentos. Llaman a la puerta. Las abuelillas corren y se encuentran con Wendell Ambruster y su dulce pareja…, ambos conocieron el amor cuando acudieron al funeral de sus padres-amantes. De pronto se apagan las luces, comienza el juego, el multimillonario Lionel Twain anuncia que habrá un cadáver en los postres y claro ha invitado a los mejores detectives del momento como investigadores privados. Todos aplauden de alegría y placer. La noche es larga y promete diversión. Al fondo hay un ataud y una familia que lo rodea, una familia inglesa que esconde miles de secretos para celebrar un funeral de muerte al patriarca. Ya se van acercando los familiares…, y un hombre muy bajito…, muy sospechoso. Al fondo un teléfono rojo suena a la espera de órdenes disparatadas, el mundo está en guerra, quizá se oigan instrucciones para la trampa 22 o soluciones surrealistas para que el mundo salte en mil pedazos. Pero mientras las abuelillas piden tranquilidad y van dando sus copitas de arsénico a los invitados a la fiesta…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.