Mary Astor

… es de esas actrices que han caído en olvido. Si la nombras pocos se acordarán de su cara o asentirán la cabeza recordando una ristra de películas. Quizá los amantes del cine negro la recuerdan principalmente por representar a una de esas mujeres fatales inolvidables, Mary Astor se convirtió en Brigid O’Sahunessy, la protagonista de de El Halcón Maltés. La mujer fatal que enamora al detective Sam Spade… un amor con aires trágicos y cínicos. Un amor con base de traición. Pero punto y final. En El Halcón Maltés, Mary Astor tenía unos 35 años. Tenía mucha carrera, vida y escándalos a sus espaldas… y un futuro que la esperaba. Mary Astor es de esas actrices que sabes van a ofrecer una interpretación de calidad. Brilló en distintos géneros sobre todo comedia y drama y siempre estuvo más que correcta. Fue una actriz que nunca se encasilló y como secundaria o principal siempre destacaba o no pasaba desapercibida.

Digamos que fue una actriz de las pioneras… que aprendió su oficio en el cine silente y lo perfeccionó en el sonoro. La industria la quería y la odiaba por partes iguales por eso su carrera estuvo llena de montañas y valles… pero supo mantenerse siempre en la pantalla blanca en la sala oscura. Mary Astor era actriz de cine, ése era su oficio.

Me falta bastante filmografía por descubrir pero lo que he llegado a visionar me la muestra polifacética y siempre ofreciendo una interpretación de calidad. A veces incluso capaz de eclipsar a sus compañeros de reparto por lo poderoso de sus personajes. Hasta su físico era diferente. De una belleza extraña.

Durante los años 20 y 30 trabaja ya con los mejores directores de Hollywood y junto a galanes como John Barrymore… pero el primer trabajo que pude disfrutar de ella fue Tierra de pasión de 1932 donde comparte aventuras junto a Jean Harlow y Clark Gable en una plantación de caucho… años más tarde, en la década de los cincuenta, John Ford realizaría su remake, Mogambo. Mary Astor se luce en el papel que años más tarde representaría Grace Kelly. Si algo es evidente en Tierra de pasión es que no existía el Código Hays y el erotismo está presente durante todo el metraje.

Convence como la mujer ideal y que trae la calma a un Walter Huston desencantado en el maravilloso melodrama de William Wyler, Desengaño. Desengaño cuenta de manera realista el desgaste del amor en un matrimonio y el hastío que arrastra la pareja protagonita que se hace evidente en el momento de la jubilación. El matrimonio emprende un viaje, un crucero por Europa, y cada uno toma un camino diferente para enfrentarse a un periodo largo que empieza, el envejecimiento… Mary Astor es la segunda oportunidad de felicidad que recibe el personaje de Walter Huston. Ella es la posibilidad de volver a enamorarse, pero esta vez de verdad, y lograr una intimidad que llene a ambos.

… muestra sus dotes para la screwball comedy a finales de los 30 y hace su incursión en un personaje secundario en Medianoche de Mitchell Leisen (que la empareja de nuevo con uno de sus primeros compañeros en el cine silente, John Barrymore). También brilla en otro papel secundario cómico en la maravillosa Un marido rico de 1942 esta vez bajo la batuta de Preston Sturges. Estas dos películas forman un dúo maravilloso de locura y risas… y Mary Astor está fantástica.

En 1941 está mítica e inolvidable en su papel más recordado, el de mujer fatal y muy astuta en El Halcón maltés de John Huston. Y también es lo mejor de un melodrama de la época junto a Bette Davis, La gran mentira, donde se convierte en una pianista ambiciosa y compleja. Mary Astor brilla en un argumento poco creíble y muy nudoso… sin embargo con su personaje logra que nos quedemos frente la pantalla.

A partir de 1944 cuando ya casi alcanza la cuarentena Mary Astor se recicla (en lo que deja el implacable star system de Hollywood… cuando una actriz se acercaba a los 40 años tenían que buscar su sitio o caer en olvido. Muchas supieron hacerlo bien, una fue la Astor, pero también Lana Turner, Joan Crawford o la misma Bette Davis) y empieza su periplo por señoras madres ejemplares o señoras venerables y también complejas, valga la redundancia. Así los amantes del musical la recuerdan como la amamantísima madre de la familia que protagoniza la mítica Cita en San Luis de Vincente Minnelli o otra madre responsable en la versión de finales de los 40 del clásico de Louisa May Alcott, Mujercitas.

Como dijimos en el post anterior recrea al mejor personaje, pero también el más desagradable, en el melodrama con reparto coral, Regreso a Peyton Place. Y se despide de la gran pantalla blanca con una notable y tenebrosa película de Robert Aldrich, Canción de cuna para un cadáver, como anciana venerable que sabe los recovecos oscuros de esta historia terrible.

Mary Astor ha logrado no ser olvidada sobre todo por un papel… pero merece la pena descubrir su versatilidad y su carrera brillante. A mí me quedan todavía muchas sorpresas…, muchas películas que disfrutar con la presencia de Mary Astor.

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Regreso a Peyton Place (Return to Peyton Place, 1961) de José Ferrer

Grace Metalious fue la autora de un fenómeno editorial, Peyton Place. Metalious murió ahogada en su propio éxito. Muy joven, a los 39 años, y por cirrosis… Grace Metalious desapareció… Ella se convirtió en personaje de ficción que reflejó sus vivencias y la Metalious real no superó el cambio de vida que supuso la publicación de la novela… Grace Metalious podría ser protagonista de un estupendo melodrama.

Peyton Place es una localidad ficticia de Nueva Inglaterra donde transcurre la vida de sus habitantes durante los años cincuenta. La protagonista es una adolescente que aspira a ser escritora y por lo tanto cuenta con un espíritu observador. Peyton Place es una localidad ‘idílica’, parece a lo lejos prácticamente un paraíso… hasta que se empieza a hurgar y escarbar y se encuentra el mundo oscuro de la localidad. Peyton Place, de paraíso a infierno donde sus habitantes tratan de mantener una pátina de pureza y calma que oculte las bajas pasiones, la doble moral y la hipocresía que va minando a cada uno de los jóvenes protagonistas que ven cómo les daña un mundo adulto cada vez más opresor.

El fenómeno Peyton Place fue tal que enseguida fue llevada a la pantalla de cine con un reparto estelar y convirtiéndose también en un gran éxito de taquilla (el fantástico melodrama de Mark Robson, Vidas borrascosas. Siempre que lo veo mi vena melodramática queda colmada). Después pasó a la televisión como serie que ató a los espectadores a la pequeña pantalla.

La escritora trató de repetir el mismo éxito con la segunda parte Regreso a Peyton Place… y la Fox trató de repetir fortuna en la pantalla blanca (con el mismo productor Jerry Wald —especializado en grandes melodramas como Mildred Pierce o Belinda—, la Fox se encontraba en un momento de máxima vulnerabilidad y estaba ávida de éxitos… Hollywood estaba sufriendo una importante transformación), los resultados en taquilla no fueron malos del todo (ya que Peyton Place tenía una saga de seguidores y fans) pero no se parecieron al impacto que se provocó con la primera aparición de la novela.

La secuela de la Fox trata de repetir los mismos ingredientes de la primera parte: un gran reparto, color de melodrama (a lo Douglas Sirk), una banda sonora que lleve al paroxismo al igual que las situaciones que viven sus personajes, recuperación de personajes que funcionaron en la primera parte y exaltación de nuevos… Así Wald sigue apostando en la elección de estrellas por nuevos rostros juveniles y otros ya consagrados y además acostumbrados al melodrama. No dirige Robson sino su amigo el actor puertorriqueño José Ferrer (uno de los aspectos curiosos de esta película, otro actor detrás de las cámaras. Ferrer además de ser recordado por su Cyrano o su Toulouse Lautrec, también se construyó una pequeña filmografía como director) que ofrece una dirección correcta. Regreso a Peyton Place es melodrama muy entretenido con aspectos interesantes pero no redondo, no del todo resuelto. Sin embargo cuenta con personajes poderosos y otros demasiado mal desarrollados. Las situaciones melodramáticas se quedan en medias tintas… y no se atreve a llegar al extasis. En el trailer del dvd se ve cómo cortaron unas escenas de un incendio —conato de asesinato de uno de los personajes más interesantes— y cómo esto deja sin sentido alguna que otra escena así como hace desaparecer a uno de los personajes secundarios sin terminar bien esa trama. Lo supuestamente escandaloso se queda en pequeños conatos que no llegan a escandalizar realmente: un medio adulterio mal resuelto (no se entiende muy bien qué siente el super editor por su nueva pupila), un intento de aborto fallido o una regresión a una violación pasada…

Uno de los aspectos de la trama más interesante es cómo la protagonista, adolescente en la primera parte, y ahora una joven, se introduce en el panorama editorial. La descripción de la profesión de editor, cómo se crea a través de la prensa, el marketing y la publicidad a un futuro escritor, cómo se crean expectativas ante una novela todavía no publicada (algo que sin duda conocía muy bien la autora del best seller)… Otro punto de interés es la defensa a la libertad de expresión. Y de nuevo el reflejo acertado de la doble moral y la hipocresía de una localidad absolutamente idílica (Peyton Place es un antecedente claro de los pueblos idílicos que esconden barro del creador David Lynch tanto en Terciopelo azul como la serie Twin Peaks).

Así José Ferrer deja de nuevo imágenes de una idílica Peyton Place, esta vez predomina el invierno, pues parte del argumento transcurre en una estación de esquí, que sucumbe ante una sociedad opresiva y castradora. La protagonista encuentra un poso de libertad cuando sale de su localidad y se encuentra con un Nueva York en continuo movimiento.

El mejor personaje es el de una magnífica y mítica Mary Astor como representante del Peyton Place castrador, amargo, hipócrita, dominador y salvarguador de una doble moral que destruye… Entre las jóvenes promesas la protagonista tiene el rostro de Carol Lynley (en la primera parte fue Diane Varsi) que nunca llegó a convertirse en estrella y su mejor amiga es representada por Tuesday Weld (en la primera parte una magnífica Hope Lange). Y como veteranos del melodrama o el romanticismo exacerbado una bella (pero un poco florero) Eleanor Parker (en el papel que representó en Vidas borrascosas una fantástica Lana Turner) y como atractivo editor el bello del pelo cano, Jeff Chandler.

Así el regresar a Peyton Place ha sido una buena opción para una tarde de verano. Una tarde donde me encontré de nuevo entretenida con las pasiones exacerbadas en una pequeña localidad aparentemente idílica…

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Diccionario cinematográfico (184)

La prehistoria: … este fin de semana estuve en el yacimiento de Atapuerca y en el Museo de la evolución humana… así que he estado muy en contacto con nuestra prehistoria. Por otra parte hace muy poco vi en sala de cine en 3D el último trabajo de Herzog, La cueva de los sueños olvidados. Uno de los planteamientos más atractivos es que las pinturas en las cuevas oscuras trataban de contar historias, de captar el movimiento… podemos considerar a las pinturas rupestres como el precine…

Así que vienen a mi cabeza imágenes en el cine de la prehistoria. Ahí plasmada en la pantalla blanca o en la caja chica… tengo recuerdos de la infancia con una prehistoria muy especial y avanzada: Los Picapiedra. Me encantaban estos dibujos animados.

En la prehistoria del cine nos vamos con dos de los cómicos del silente americano. Tanto Charlot (Charlot, prehistórico), en un corto, como Buster Keaton (Las tres edades… y una de ellas claro está es en la prehistoria) en un largometraje visitaron una prehistoria en clave de comedia.

En este viaje al pasado más remoto sigue presente el cine de animación. Ahí sigue dando frutos la saga de Ice Age. Y es que los animales prehistóricos han dado mucho juego en el mundo del cine. Ya en el silente nos encontramos con El mundo perdido pero si continuamos este viaje particular por dinosaurios y demás seres extraños… nos vamos con esa expedición que se encuentra con una isla donde los animales prehistóricos perviven… y tenemos, entonces, las distintas versiones de King Kong y sus… bestias. O no olvidemos la vuelta de los dinosaurios arrasando totalmente en la saga de Parque Jurásico.

Nuestros antepasados campan a sus anchas. A veces vemos historias con todas las licencias del mundo (e incluso jugando con el tiempo) y otras se trata de un intento de acercamiento realista (aunque prácticamente imposible). Del primer caso todo el mundo recuerda en su memoria cinéfila ese cartel con una Raquel Welch ataviada a la moda prehistórica impresionantemente escultural en una obra cinematográfica del año 1966, Hace un millón de años, de la que tengo remotos recuerdos. Parece ser que es un remake de una película del año 1940 con el mismo título… y un Victor Mature por esas edades lejanas. Y en esta senda de la imaginación prehistórica nos acercamos a la ciencia ficción en El planeta de los simios cuando un astronauta aterriza en un planeta primitivo muy similar a la prehistoria… pero donde los seres humanos están ‘esclavizados’ por los simios.

En el segundo caso el ejemplo que vuelve a mis ojos es una coproducción del director Jean Jacques Annaud en 1981, En busca del fuego. Que trata de acercarse a la prehistoria contando la historia de tres grupos de homínidos que tratan de conseguir y perpetuar el fuego. Pero también la interesante ‘teoría’ de la evolución y la prehistoria que plantea Kubrick en 2001, una odisea del espacio.

… al cine todavía le queda mucha prehistoria por plasmar…La imaginación creativa puede ser inabarcable y fuente interminable de historias de nuestros antecesores y el realismo histórico un objetivo complejo que ofrezca nuevas miradas al pasado…

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Judy se convierte en Madeleine… el paroxismo del amor

Madeleine.

Rubia con moño.

Elegante.

Fría y hermosa.

Con un punto de locura.

Etérea.

Es silenciosa y carnal.

Tímida y habladora.

Sensual.

Se tira al agua.

Mira a un cuadro.

Se cree otra mujer. Carlotta.

¿Está poseída? ¿Es un fantasma? ¿Existe?

Es dama enamorada…

… de un detective con vértigo.

Con miedo a amar o totalmente desengañado.

Un árbol muestra la eternidad o que la vida da muchas vueltas.

… Madeleine se cae por un campanario.

Siempre cae…

El amor no frena la caída.

 

Su amado se queda derrotado.

Scottie.

Que ya no mira.

Que ya no investiga.

Que no se da cuenta que ama una idealización.

Por eso la persigue.

Y no pone los pies en la tierra.

Una amiga le quiere.

Él está ciego.

Ha perdido a Madeleine… y tiene vértigo a la vida.

 

Un día pasea por la calle.

Y se encuentra con Judy.

Exuberante.

Basta y hortera.

De barrio.

Morena.

Pero sensual… con mucho magnetismo.

Y Scottie que ya es un muerto en vida… en silencio, se convierte en creador.

Y va modelando a una Judy a la que el proceso de transformación la va dañando y minando.

Pero se deja.

Porque ama.

Porque ella quiere.

Scottie ha visto en Judy un poso de su ideal, Madeleine.

Y no para.

Hasta que un día… en la habitación del hotel, Scottie siente vértigo. Un mareo.

… aparece Madeleine.

Judy se ha convertido en su Madeleine.

En su idealización de la mujer ideal.

… esto es el paroxismo del amor.

Esto es toda una tragedia.

Vértigo.

La muerte es la protagonista.

No hay milagro posible.

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Diccionario cinematográfico (183)

Alcohólicos: Y me ha venido esta palabra a la mente porque ayer vi por segunda vez Redención de Paddy Considine y volvió a revolverme por dentro. Peter Mullan como Joseph te destroza con su rostro… y con su tremenda y conflictiva humanidad. No es la primera vez que se enfrenta a un personaje con problemas de alcoholismo. Ya le pasó en Mi nombre es Joe de Ken Loach.

Otro alcohólico que sufre ante la continua presencia del alcohol y su incapacidad para poder dejarlo, nos deja exhaustos con su lucha, es Don (Ray Milland) de Días sin huella de Billy Wilder. Jack Lemmon y Lee Remick se convierte en matrimonio que sucumbe al alcoholismo en Días de vino y rosas de Blake Edwards. Y el alcohólico con rostro de Nicolas Cage que bebe hasta morir y nos rompe el alma a pedazos al igual que a la mujer que le ama y respeta su decisión, la prostituta Sera… en Leaving Las Vegas de Mike Figgis.

En el viejo Oeste hay toda una galeria de alcohólicos que pasean su adicción y sus miedos. Así en Río Bravo nos encontramos a un magnífico Dean Martin en su reflejo de un hombre alcohólico que trata de recuperar su autoestima y dejar de beber. O el doctor de La Diligencia con cara de Thomas Mitchell o el trágico Doc Holliday (Victor Mature) en Pasión de los fuertes.

… Scott Fitzgerald, de la trágica Generación Perdida, muere alcohólico con cara de Gregory Peck en Días sin vida. Norman Mailer (bien Fredrich March, bien James Mason), el actor ficticio de un Hollywood que degrada tan bien reflejado en Ha nacido una estrella, bebe litros de alcohol para olvidar que no es feliz y cuando piensa que no es más que un estorbo para su amada esposa y que no puede abandonar sus borracheras en los ataques de pánico y olvido… decide desaparecer en el amanecer.

El alcohol es el que planea en melodramas clásicos como La angustia de vivir donde un actor de teatro bebe para olvidar una desgracia familiar y va minando la vida de su esposa (Grace Kelly). También es un componente presente en Escrito sobre el viento del gran Douglas Sirk donde en un triángulo amoroso el papel trágico se lo lleva Robert Stack un alcohólico que bebe para olvidar su complejo de inferioridad y falta de autoestima. Una de las reinas del melodrama, Susan Hayward, fue una mujer alcohólica en Una mujer destruida. El alcohol destroza a una familia mahorí en un melodrama urbano que creo con gran fuerza visual Lee Tamahori, Guerreros de antaño.

… El alcohol no deja tregua. Crea tristes personajes que deseas dejen la botella a un lado como en el drama familiar de Elia Kazan, Lazos humanos, donde se nos narra la crónica de una familia irlandesa que vive en Nueva York. El padre es un hombre dulce pero que no puede dejar de beber… Frank Capra mostró la imagen de un alcohólico que bebe para olvidar en Qué bello es vivir. El dueño de la tienda donde trabaja el protagonista cuando es niño… que bajo los efectos de alcohol está a punto de cometer una negligencia con unos medicamentos… O los sin hogar de la depresión del 29, que se refugian de sus duras condiciones de vida con las botellas de alcohol, con los rostros de Jack Nicholson y Meryl Streep en la desoladora Tallo de hierro de Hector Babenco…

El alcohol no deja tregua…

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Bienvenidos a Zombieland (Zombieland, 2009) de Robert Fleischer

Nunca hubiera visto esta película. No me gusta el terror. No me gustan los zombies (me impresionó demasiado La noche de los muertos vivientes de George A. Romero). En fin tenía todos los ingredientes para no verla… pero me la recomendaron y regalaron… y, señores y señoras, disfruté mucho con Bienvenidos a Zombieland. Reí más. Y me pareció una película tierna muy tierna. En apenas 84 minutos muchas risas. Buenos personajes. Buena historia. Y una historia sencilla muy bien construida. Cuenta mucho más de lo que pensamos.

En un mundo que ha sufrido la invasión zombi, sin explicarnos cómo se ha llegado a esta situación, se unen cuatro personajes inadaptados: una especie de vaquero solitario con altas dosis de locura, un joven raro con problemas de comunicación, y dos hermanas supervivientes que se ganan la vida timando.

Al final Zombieland es una metáfora sobre la soledad, la incomunicación y como a pesar de los pesares necesitamos relacionarnos con el otro. Así estos cuatro personajes solitarios logran crear una especie de microsociedad que sobrevive a un mundo zombificado antes incluso de la invasión.

En el debut de Fleischer en el largometraje hay dosis de diversión con gotas de humor negro, metáfora y ternura. Mucha ternura. Fleischer ‘danza’ con buen ritmo y construye una obra cinematográfica redonda con una historia bien desarrollada y unos personajes carismáticos (cameo sorpresa incluido… amor a raudales al cine americano de los ochenta). Zombieland cuenta además con escenas visualmente atractivas…, ojo, a la de los cuatro personajes destrozando una tienda. Qué relax. O también la última secuencia que se desarrolla en un parque de atracciones…

En el reparto nos encontramos con Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin… y sobre todo a un Woody Harrelson que se sale en ese papel de cowboy perdido entre zombies con espíritu de niño que esconde en realidad a un tipo triste. A mí fue el que me inspiró mayor ternura…

Zombieland se ha convertido en una agradable sorpresa para pasar una buena tarde veraniega…

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La delicadeza de David y Stéphane Foenkinos

La delicadeza tenía (y tiene) un variado surtido de puntos como para que me entusiasmara o saliera del cine absolutamente feliz. No ha sido así. No obstante aunque me quedé bastante fría ante la película, son varios los ‘boliches’ que me han hecho contemplarla como una propuesta interesante en la cartelera. Así punto por punto intentaré desgranar qué me mereció la pena y qué hizo que la emoción no me rodeara…

Un primer punto llamativo. El propio escritor de la novela que se traslada a la pantalla blanca (y que ha sido un éxito de ventas pero yo no la he leído) es el artífice, junto a su hermano, de esta obra cinematográfica. Luego es de esperar que ambos hayan elaborado lo más cercano a lo que querían contar. Según una sabia y querida amiga es una buena adaptación cinematográfica de la novela original. Así que se nota la mano del creador literario en su traspaso al lenguaje cinematográfico de su propia novela. Era un proyecto querido y que les apetecía a ambos hermanos… luego se presuponen dosis de cuidado y cariño hacia el material que tenían entre manos.

Un segundo punto llamativo. El tema tratado, últimamente, me interesa mucho. La superación del dolor tras la ausencia de alguien muy importante. En este caso es la historia de una joven que se casa con el hombre de su vida y éste fallece en un accidente. La protagonista se cierra en un largo periodo de dolor y cuando menos lo espera (y sobre todo con la persona más inesperada) encuentra de nuevo el amor.

Un tercer punto llamativo. La película pude verla con una sonrisa (y no resultó del todo fallida) gracias al descubrimiento de un actor que me entusiasmó: François Damiens. Y me gustó tanto como su personaje. No aparece al principio de esta historia y sin embargo cuando hace acto de presencia la película vuela. En él sí hay ternura y delicadeza. A Audrey Tautou quizá la pesa demasiado ese papel de mujer encantadora e ideal, ese prototipo de personaje que empezó a crear a partir de Amelie. Lo hace bien. Es delicada y frágil… pero me la creí menos…

Un cuarto punto llamativo. Me gustan las películas que mezclan la comedia y el drama. Las películas de romanticismo exacerbado pero sentí en algunos momentos (menos mal que estaba Damiens) un tono impostado que no hizo que me metiera en el dolor del personaje femenino ni en su lenta recuperación. No sentí que me la estuvieran contando desde el corazón. Que amaran con la misma pasión a todos los personajes. A pesar del cuidado de las localizaciones, los vestuarios, la importancia de las casas… y la oficina. El lugar de trabajo. A pesar del cuidado en la puesta en escena. De algunos diálogos logrados…

Un quinto punto llamativo. Lo que menos me llenó del todo fueron los personajes secundarios (los padres, la amiga querida, los compañeros de trabajo, el esposo difunto…). Soy amante de los personajes secundarios sobre todo de esos que en dos pinceladas te cuentan toda una historia. Entiendes cómo son. Te imaginas su historia. En La delicadeza me faltó eso… y podrían haber sido buenos personajes, perfilados. La que más me chirrió en el puzle fue la querida mejor amiga… la reacción que tiene al conocer al chico no tan ‘ideal’ para la protagonista no pega con la forma en la que nos la han presentado a lo largo de toda la película… No es precisamente delicada.

Y no hay algo peor que le pueda ocurrir a un personaje secundario que es no ver exactamente cuál es su función, tener la sensación de que si falta no pasaría nada en el devenir de la película…

Un sexto punto llamativo. Aunque entiendo la ‘peculiaridad’ del amor entre ambos protagonistas no logré captar esa extrañeza que tendría que traspasar la pantalla y preguntarnos qué hace una chica como la protagonista con un chico como ése. Quizá mi problema es que desde que aparece Damiens me resulta increíblemente encantador y enamorable… y claro no entiendo la percepción que tienen los ‘otros’. O desde el principio veo lo que ve la abuela (en una lograda y tierna escena final), el personaje de Damiens tiene un buen corazón y lo transmite desde el primer momento. Sabemos que ese hombre jamás hará daño a la protagonista…

No ‘volé’ con La delicadeza pero sí puede esbozar unas cuantas sonrisas. Aunque creo que en el futuro me costará recordarla…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Los Trueba… y el cine

Un dúo, dos hermanos… y un tercero: hijo de uno, sobrino del otro. Son Fernando, David y Jonás. Los tres amando el cine. Pueden gustarte o no sus narraciones cinematográficas pero no se puede negar que apuestan y arriesgan por crear obras cinematográficas que supongan una nueva piedra en el camino. Un paso más.

Ahora los tres están en marcha. David apenas hace unos meses apostó por Madrid, 1987  que incluía en un historia intimista y desnuda una pieza de cine imaginaria con los elementos más sencillos, una pared blanca con un marco, dos espectadores, y una voz dispuesta a narrar, con algo que contar (escena maravillosa de esta propuesta cinematográfica que me llegó hondo). Esta escena unía de alguna manera esta obra con su ópera prima: La buena vida. Y este momento define de alguna manera algo que corre por las venas de Fernando, David y Jonás… quieren y tienen algo que contar. Y buscan caminos de libertad creativa. Y cada uno aporta su mirada y propuesta especial.

Acabo de terminar un precioso artículo de Carlos F. Heredero (El arte de ganar el tiempo) de la revista Caimán. Cuadernos de cine (número julio/agosto 2012) sobre el último trabajo del más pequeño de los tres, Jonás Trueba. Jonás estrenó en 2010 su ópera prima Todas las canciones hablan de mí (que todavía no he podido ver… y pronto trataré de solventar esta falta) como director, y como su tío y su padre también participa de la creación de guiones… y también ama ‘contar historias’. Así que ha decido ‘plasmar’ el tiempo de espera, una metáfora en cierta medida sobre la vida, pues son muchos los periodos en tiempo de espera de algo… En este caso concreto entre un proyecto cinematográfico y otro. Ahora en ese tiempo de espera Jonás y un equipo de profesionales han decidido en sus tiempos libres, con el material que han conseguido, filmar Los ilusos. Y así se mueven por las calles de Madrid, en blanco y negro, con una vieja cámara, libres. Y tratará de transmitirnos ese tiempo de espera. Del resultado de este ejercicio de creación y de cuándo podrá tener espectadores nada se sabe… forma parte del proceso.

Y ahora el más veterano Fernando Trueba, que lo último que propuso fue animación y música (Chico y Rita) está a punto de mostrarnos su más reciente obra cinematográfica. Nos cuenta una historia intimista de posguerra… y yo que ya he disfrutado en sala de cine del tráiler ya deseo inmiscuirme en la propuesta. Se trata de El artista y la modelo… y habla precisamente del proceso de creación y de la historia. Un escultor anciano retirado y desencantado de la vida en la Francia de 1943 que encuentra una musa y una inspiración en una joven española. A mí las imágenes del tráiler ya me hacen desear que llegue septiembre…

 Los Trueba siguen apostando por contarnos historias y ofrecer su mirada cinematográfica personal. Aquí hay unos espectadores que esperan y desean que les cuenten historias…

En estos tiempos oscuros permanece el deseo de seguir mirando pese a las trabas que siempre existirán…Porque para el ser humano es necesario el que nos cuenten historias, el contemplar creaciones, escuchar narraciones…

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Ausencias cinéfilas recientes…

1.- Ernest Borgnine. Desapareció un actor que nos recuerda la casta de intérpretes secundarios y de carácter. Actores secundarios que construyen personajes tan inolvidables que a veces logran ser más recordados que los propios protagonistas. Borgnine tuvo papel protagonista en contadas ocasiones y cuando lo logró fue igual de grande que en sus ‘recreaciones’ secundarias. En más ocasiones fue el antagonista. Ahora que se nos ha ido es buen momento para rescatar su filmografía… y tener ocasión de encontrárnoslo de nuevo. De aquí a la eternidad, Johnny Guitar, Marty, Doce del patíbulo, Grupo salvaje, La aventura del Poseidón… son sólo algunos de los títulos que llevan su rostro.

2.- Nora Ephron. También ha sido reciente la desaparición de la directora y guionista Ephron. Durante los noventa fue la ‘reina’ de la comedia romántica. A Ephron yo la recuerdo y recordaré con cariño.

Como guionista-estrella creó el esqueleto de una comedia romántica de 1989 que reavivó el género y le hizo avanzar. Cuando Harry encontró a Sally se ha convertido en un clásico.

Antes ya había mostrado su oficio en la construcción de historias en dos interesantes películas de los ochenta (con Meryl Streep de protagonista. La última película que dirigió Julie y Julia también contó con la presencia de la actriz). Silkwood, un drama con industria nuclear de fondo, y Se acabó el pastel, una disección irónica sobre el interior de un pareja con gotas autobiográficas.

Dirigió Algo para recordar que convirtió en fenómeno la química entre Meg Ryan y Tom Hanks y realizó su personal relectura de uno de los grandes clásicos de la comedia romántica, Tú y yo (del segundo remake de Leo McCarey con Grant y Kerr). Y de nuevo con ambos ‘revisitó’ la comedia romántica clásica, la maravillosa El bazar de las sorpresas, con Tienes un e-mail. Por cierto yo veneró los clásicos en los que se inspiró… si estas películas de Ephron logran que nuevos espectadores rescaten las películas originales… entonces podemos valorar de otra manera estas obras cinematográficas, como guardianas de memoria cinéfila.

3.- Andrew Sarris. Una de las profesiones más bonitas para la que esto escribe es ejercer la crítica cinematográfica. El crítico o la crítica de cine que analiza, disecciona y muestra formas de ‘mirar’ una obra cinematográfica. Recientemente se ha ido un crítico norteamericano, Andrew Sarris. Sarris nos ha dejado sus textos (hay la oportunidad de leer algunos en castellano en un libro reciente que estoy deseando adquirir La mirada americana. 50 años de ‘Film Comment’). Durante el ejercicio de su profesión fue un amante del cine europeo de autor y lo dio a conocer en EEUU. También tenía su particular mirada al cine americano. Andrew Sarris también fue famoso por sus batallas dialécticas y choques durante los años setenta con la crítica cinematográfica Pauline Kael.

4.- Anne Rutherford. En 1939 se estrena Lo que el viento se llevó. Durante años y décadas se han hecho incontables homenajes a uno de los más populares melodramas sureños cinematográficos. Y hasta hace poco en esos homenajes se podía contar con el rostro de Rutherford. Actriz que ha pasado a la eternidad por un papel mínimo: una de las dos hermanas de Scarlata O’Hara. Antes de salir en esta mítica película, Rutherford ya tenía cierta popularidad al convertirse en la novia de ficción de Mickey Rooney en la serie de películas sobre Andy Harvey. Anne Rutherford trató de no caer en olvidó y protagonizó roles secundarios durante la década de los cuarenta pero al no lograr prosprerar se retiró de las pantallas cinematográficas. Todavía queda entre los intérpretes de Lo que el viento se llevó la figura de Olivia de Havilland.

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El séptimo amanecer (The 7th Dawn, 1964) de Lewis Gilbert

El séptimo amanecer es de esas películas que te ofrecen muchos ingredientes para el análisis. Para el estudio. La acabo de descubrir y me ha parecido muy interesante por muchos aspectos. Entre ellos el periodo histórico que retrata y el momento en el que fue hecha esta película británica. Lewis Gilbert es un realizador que sabe dotar de ritmo sus películas y sus trabajos más conocidos son con el espía 007 (con el rostro de Sean Connery y de Roger Moore) o con ese ligón perdedor con rostro de Michael Caine, Alfie. También le recordamos como el director de Shirley Valentine o Educando a Rita.

El séptimo amanecer es una película bélica rodada en el periodo de la Guerra Fría (y es importante tener esto en cuenta a la hora de analizar la trama  y el desarrollo de los personajes). También es una película sobre una Gran Bretaña colonial. Muestra otro aspecto de las consecuencias históricas de la Segunda Guerra Mundial. En este caso esta compleja trama transcurre en Malasia.

Los protagonistas son tres amigos que durante la guerra han unido unos lazos fuertes pero que los acontecimientos históricos posteriores y sus ideologías distintas (y sus planteamientos distintos de lucha) resquebrajarán su amistad, sus creencias y su felicidad. Por un lado nos encontramos con un militar estadounidense (William Holden) que se ha aliado con los malayos contra los japoneses. Después de la guerra decide quedarse en Malasia y convertirse en un empresario rico de caucho. A una hermosa malaya (Capucine) que cuando termina la guerra deja las armas y cree en construir su país desde la educación y la paz. Y por último un soldado malayo (Tetsuro Tamba) que cuando acaba la guerra decide irse a estudiar a Rusia y cuando regresa forma parte de las guerrillas comunistas malayas que luchan por la independencia y por la expulsión violenta de los británicos.

Hay un cuarto personaje que pulula en este drama bélico que es la joven británica (Susannah York), hija de un alto cargo británico que trata de realizar la transición de la independencia en Malasia (de colonia a país independiente) como le han dicho que lo haga, intentando evitar los actos de terrorismo (y comportándose como todo un colono ‘bueno’ y condescendiente que trata de dejar las mejores condiciones al país que deja Gran Bretaña…). La joven ‘crea’ una historia de enamoramiento con William Holden pero complica aún más el conflicto principal.

Hay varias escenas que sorprenden en esta película así como una buena banda sonora de Riz Ortolani. La primera secuencia es impactante y nos presenta a los personajes de una manera poco amable. Desde un helicóptero se está avisando del fin de la Segunda Guerra Mundial, mientras en plena selva se están realizando unas matanzas masivas se supone que a soldados japoneses… en cuanto se oyen estas palabras desde el aire las matanzas se paran… los tres protagonistas están presentes de manera activa en esta impresionante secuencia. Pronto en una despedida de tren vemos sus lazos amistosos y sentimentales (ambos hombres están enamorados de la mujer y ella ama a William Holden) y sus distintas formas y visiones de la vida.

La escena de la manifestación en bicicleta del pueblo malayo siendo cabecilla Capucine para exigir derechos a los británicos también está muy bien rodada. Así como el atentado en el edificio británico, la quema de un poblado por parte de los británicos o la primera aparición de Susannah York. La conversión del personaje de Capucine, con su belleza serena, en un personaje mártir y heróico con una secuencia delicada ante el séptimo amanecer del título… Sobre todo el ritmo de la película nunca decae… y tampoco un romanticismo trágico que empapa la película.

A un nivel extracinematográfico la película me interesaba por William Holden un actor que cada vez me gusta y me sorprende más. William Holden durante años realizó un tipo de papel que era el americano descreído y desencantado (pero profundamente romántico) en un exilio voluntario (y otras veces no). El hombre que se acerca a otras culturas y que busca sobre todo desarrollar su libertad pero que siempre encuentra diferentes obstáculos (o causas) que harán que las cosas en su vida se transformen. Este tipo de héroe en el exilio o trotamundos puede reseñarse en la película que hoy analizamos pero también en Traidor en el infierno, La colina del adiós, El puente sobre el río Kwai, El mundo de Suzie Wong o Espía por mandato. Otra cosa que me llamaba la atención (dentro de mi vena frívola) era ver a William Holden junto a uno de los amores de su vida la modelo del rostro bello y triste, Capucine. Ambos trabajaron en dos películas El León (1962) y ésta. Y dos años fue lo que duró el romance. Y creo que hacían una bonita pareja.

El séptimo amanecer es una película que ha caído en olvido pero ofrece muchos aspectos interesantes para analizar y disfrutar…

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