Una luz en el hampa (The naked kiss, 1964) de Samuel Fuller

Samuel Fuller tiene la capacidad de dejarme KO, fuera de juego. Samuel Fuller siempre logra removerme, inquietarme. Todavía me queda mucha filmografía por ver pero lo que voy descubriendo me va dando certeros puñetazos. En algunos momentos me deja en estado de shock. Casi siempre me descoloca. Y eso me ha pasado en Una luz en el hampa, una traducción del título a mi parecer desacertada (queriendo realizar una especie de metáfora con el papel de la protagonista, Kelly) y quitando la nota de inquietud que esconde su título original.

Me ha impactado entre otras causas porque desconocía absolutamente a la obra que me acercaba. Tan sólo sabía que la protagonista era Constance Towers (con la que ya había trabajado en el Corredor sin retorno) y que era uno de los trabajos donde Fuller contó con libertad creativa porque la hizo prácticamente con sus propios medios (como autor independiente). Nada conocía de su argumento, sólo que su protagonista era una prostituta.

Samuel Fuller te atrapa desde la primera escena presentando a su personaje, Kelly, de la manera más impactante, violenta y brutal posible… ya ante los títulos de crédito te quedas de piedra (escena que no quiero desvelar para no quitar el efecto sorpresa a futuros espectadores que como yo se sentirán alucinados desde el primer momento). Lo que no te esperas es que después de una presentación tan brutal de un personaje que parece que va a protagonizar un thriller duro o puro cine negro te veas hundido en el melodrama más exacerbado y barroco con escenas culminantes de emoción exaltada y rozando siempre la virguería visual. Y después un regreso ligero al cine de investigación policial más convencional aunque con una continuidad en soluciones visuales que atrapan.

Una luz en el hampa es de esas películas que irremediablemente no se olvidan. Dentro del melodrama forma parte de un esquema narrativo que siempre funciona: la tranquila localidad norteamericana de carácter idílico en la que sólo hace falta rascar un poco para encontrar toda la podredumbre que la corroe. Así descubrimos las luces y sombras de los personajes más representativos de la trama que guardan la doble moral y la hipocresía reinante. Por eso Fuller golpea porque nos ‘engaña’ sobre una posible redención de la prostituta que decide rehacer su vida en idílico lugar… y nos muestra la imposibilidad de redención en un mundo que la hunde de nuevo en el ostracismo. Así Fuller va dando giros de trama que nos van hundiendo más y más en el fondo de la butaca… y sin embargo a Kelly la mantiene intacta, siempre en pie a pesar de las bofetadas continuas que recibe.

Y la película constantemente inquieta. Ofrece momentos de relativa paz e idilio pero siempre con una nota inquietante que nos hace estar en un estado continuo de incomodidad. Impresionante es esa escena en el hospital donde trabaja la exprostituta como enfermera de niños con discapacidad física. Es una escena como un paréntesis emotivo y musical (Constance Towers siempre quiso se cantante y actuó posteriormente en varios musicales exitosos en Broadway) que desconcierta absolutamente al espectador. Los niños discapacitados físicos se encuentran perfectamente distribuidos en una habitación y a base de primeros planos van ejecutando una melancólica canción (Tell me please), de pronto, ante los rostros de las demás enfermeras y el prometido de la exprostituta (el millonario que realiza obras de caridad de la localidad) que está grabando esta sesión, Kelly va pasando entre cada uno de los niños cantando también la triste melodía. No sabes el qué es pero toda la escena te incomoda. Y además la canción melancólica y triste toma un cariz terrorífico cuando vuelve a repetirse de nuevo (pues ha sido grabada) en la casa del millonario. Es un día en el que Kelly entra entusiasmada en el que será su futuro hogar con su traje de novia en una caja… de fondo está la angelical pieza musical… Y entonces es cuando Kelly ve algo que rompe de nuevo con la narración que estábamos contemplando y nos golpea de manera brutal, como a la protagonista, en la cara.

Es increíble el juego que realiza Fuller (creador también del guion) con cada uno de los personajes. En todos hay luces pero sobre todo unas sombras que pesan como losas. Unas losas que todo lo ensucian. Sombras alargadas como las que porta Kelly, el personaje más transparente, pero también con unas sombras inquietantes (sufre varios momentos de una violencia inesperada que siempre nos pillan con brutal sorpresa). Kelly no puede huir de su pasado no tanto por ella como porque la podredumbre está anclada en cualquier sociedad que se quiere mostrar idílica… y esa podredumbre arrastra a todos a Kelly incluida. Samuel Fuller nos lleva de la mano a la historia de un ‘ángel’ redimido y nos golpea con la imposibilidad de esa redención en un mundo lleno de lodo e hipocresías sociales. Todos los personajes, incluso los niños, muestran notas discordantes, desde el policía machista e hipócrita (que rechaza continuamente a Kelly por lo que fue aunque se siente atraído por ella desde el primer instante en que la ve) hasta la anciana que alquila su habitación y le cuenta una historia de amor imposible y le recita un poema-oración alrededor de su cama.

Samuel Fuller, con el director de fotografía Stanley Cortez (presente en El cuarto mandamiento de Orson Welles o en La noche del cazador de Charles Laughton), crea momentos de puro cine para expresar momentos entre el idilio y la pesadilla e inquietud. Otro momento culminante (la película, la verdad, está lleno de ellos) es cuando el millonario de la localidad finalmente se entrega a la protagonista. Él le propone a ella, mientras comparten gustos culturales, un viaje por Venecia. Y entonces le proyecta una película de uno de sus viajes a dicha ciudad. Y la dice que imagine a un gondolero cantando. Kelly entra en estado de éxtasis y nos hace entrar a todos en su estado. Todo el idilio y el éxtasis… es cortado de golpe por el primer beso entre los futuros enamorados… pero Kelly sonríe confiada (ha salido un momento de la ensoñación) y vuelve a rodear en sus brazos al enamorado. Regresa a Venecia.

Sólo me queda decir que es de esas obras ocultas que merecen ser vistas cuanto antes. Merecen ser descubiertas. Porque sorprenden, remueven y golpean… Voy saliendo, aunque me cuesta, de mi estado de shock.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “Una luz en el hampa (The naked kiss, 1964) de Samuel Fuller

  1. Como bien podrás suponer, compa Hildy, no la he visto, pero, con el entusiasmo con que la glosas, me da la impresión de que me estoy perdiendo una de ésas que merecen la pena, y de verdad. Ya impresiona suficientemente el fotograma con que ilustras tu texto, desprende un poderío visual tremendo; si a eso le sumo tus apreciaciones, ya ni te cuento. Buscaremos por el ‘fondo Filmin’, que hay mucho del ramo, e igual aparece la joya…

    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  2. Todo Fuller vale la pena, incluso «Yuma». Es todo un personaje, periodista de sucesos, novelista, ex soldado, cineasta, actor… Y siempre bordeando los estudios, o directamente fuera de ellos. Te recomiendo de verdad «Manos peligrosas» (esta sí puro thriller negro).
    Por cierto, Constance Towers, si no recuerdo mal, era la esposa del guaperas John Gavin.
    Besos

  3. Jo, querido Manuel, yo me he quedado en estado de shock con esta película. Ojalá esté en el fondo filmin porque merece mucho la pena descubrirla. Desde la primera escena, Fuller te deja bien atado a la silla. Impactante.
    Besos
    Hildy

  4. Querido Alfredo… recuerdas bien, Constance Tower está con John Gavin y que yo sepa los dos siguen con su historia común.
    Efectivamente Manos peligrosas también me dejó en el sitio y ahí me impactó el personaje de Thelma Ritter.
    … Sí, definitivamente, Fuller me deja en un estado de descoloque total.
    Como digo no he visto el total de su filmografía pero lo que he conocido hasta ahora me ha interesado.
    Besos
    Hildy

  5. Querida, Hildy: Cómo voy corto de tiempo, me vas a permitir utilizar una licencia literaria, algo abusiva, el publipost. Algo así como los publirreportajes de leche Pascual en sus buenos tiempos. Un post para encadenar todo el caudal de fértiles posteos, que has realizado en estos últimos días sobre films interesantísimos. Voy justo de tiempo con mi nuevo reingreso en labores docentes. Y el maldito tiempo me come. Es tan difícil gobernar a Cronos, que me permitirás la osadía. Venga, vamos allá. En primer lugar, sobre “Blancanieves” 2012, qué alegría me has dado al comprobar lo apostillado—por el que contesta— en otros blogs de compañeros: lo has atisbado. No sé si dije algo así: “Blancanieves 2012 de Pablo Berger es pura poesía en ese mundo mágico llamado cine. Un viaje a las profundidades del vodevil gótico y surrealista. Fino, exquisito y repleto de enjundia cinéfila. Ya tocaba reivindicar las esencias de algunos pioneros patrios como Val de Omar y el maestro Buñuel”. Te leo y compruebo, que has visualizado los aromas y las texturas de Lorca y Goya junto al toque de Browning. Creo que has tenido la delicada sutileza de apreciarlo y saborearlo. No he podido hacer una disección tan enérgica, clara y honesta como la tuya. De una de las mejores películas de nuestro cine en los últimos 30 años. Y ya son años. En segundo lugar, nos hablas y analizas una de las mejores películas de inconmensurable Sam Fuller—es una de mis tres favoritas—“The naked Kiss” 1964. La otras son: Underworld (U.S.A) 1961 y Manos peligrosas 1953 Que maravilla. Eso es filmar una secuencia inicial… La vi hace este verano dos veces, una en versión original y la otra doblada (hay partes censuradas, para variar) y sólo decirte que es Noir Puro y directo al corazón, con el estilo del maestro. Hecho como a Fuller le gustaba: rodeándose de los suyos. Noir, poético y sublime. Excepcional. Y por último, el film de Clarence Brown “Inspiration” 1931. Sólo te comentaré que hace 12 años compartí mantel con el Sr. Morin y el difunto J. Vidal-Beneyto. Me mandaron a una conferencia sobre un encuentro cultural del Mediterraneo por estas tierras del este peninsular (qué calor hace todavía) y poca gente hablaba francés. Los compañeros de otras cabeceras necesitaban las palabras del gran Morin (lo más curisoso, es que este hombre habla español, perfectamente) la mesa se animó y salió el tema de la bohemia y magia de Paris de finales de aquellos deliciosos finales de los 20 y nombró este film. Bueno, cosas que pasan y se tienen en el recuerdo. Sigue con este gusto de cinéfila impenitente y te seguiré los weekend porque, últimamente, sólo me queda algo de tiempo en los rápidos asuetos del sábado y domingo. Te sigo y me reafirmo. Si tuviera la pasta que llegué a mover en mis viejos tiempos. Crearía un nuevo proyecto editorial y te ofrecería una de las sillas de redacción de crítica cinematográfica. Ganaría dinero, tú también y el público lo agradecería. Pero bueno, por soñar que no quede. Te dejo que de repasar controles de alumnos. Palabra de D. Draper. Cada día lo haces mejor. Besos Noir y recuerdos a la buena gente que se pasa por aquí: Alfredo, Paco, Víctor, Manolo, Licantropunk y toda la gente que hace de este lugar un sitio maravilloso para hablar de cine. Un abrazo para todos

  6. Querido JC, ¡gracias por tus palabras amables pero sobre todo por la riqueza del comentario y todas las anécdotas interesantes que viertes!
    Te juro que me ha llegado al alma tu encuentro con Morin y que en un momento dado hablara de Inspiración.
    Todavía estoy en estado de shock después de haber visto The naked kiss. Manos peligrosas también me fascinó. Underworld (USA) es una de mis películas pendientes y seguro que algún día la podré ver.
    Y como dije, ayer volví a ver Blancanieves y volví a llorar y dar palmas a la vez. Blancanieves tiene momentos que son emoción pura y dura…

    Besos y gracias por las palabras vertidas (y por la buena energía derramada)
    Hildy

  7. Desde luego, «Una luz en el hampa» es un título que desconcertante y más aún, después de leer tu artículo y saber de qué trata la película. Gracias por recordar a Stanley Cortez en el trabajo de fotografía. Un argumento más para verla. Me encantó su trabajo en «La noche del cazador» Anbotamos la recomendación que intentaré ver en el tiempo más breve posible. Me ha atraído tu reseña. Besos.

  8. Querido Marcos, Una luz en el hampa es un título impactante, desconcertante e incómodo pero es toda una experiencia ponerse delante de está película y entrar en estado de shock. Para mí ha sido un buen descubrimiento. Sí, Stanley Cortez estaba presente en LA NOCHE DEL CAZADOR, qué buena. En EL CUARTO MANDAMIENTO, otra película que merece la pena. Y en ésta. Es curioso porque en las tres hay un halo de algo idílico que se mezcla con lo inquietante e incómodo. Si la ves, ya me contarás.
    Beso
    Hildy

  9. Es que este Fuller te radiografiaba sin anestesia. Lo explicas de maravilla Hildy. Todos empujamos para que la chica salga adelante, para que el futuro no la traicione. Y por unos instantes el globo no se deshincha. Y todo parece que va.
    Pero el viejo zorro, con el puro en la boca nos vuelve a recordar el lado más realista y crudo de la vida.Y la hipocresía campante. Otra corredora sin retorno en otro manicomio en este caso más grande. Tal vez en el próximo pueblo…Se lo deseo de corazón. Un abrazo.

  10. … en el próximo pueblo, quizá Kelly pueda encontrar su lugar… pero Fuller se muestra muy pesimista en cuanto que pueda encontrar un sitio con un poco de luz (sin sombras ocultas y al acecho).
    Qué bien lo has expresado…, querido Victor, Una luz en el hampa es cine sin anestesia…
    Besos
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.