El ángel de la calle (Street Angel, 1928) de Frank Borzage

angeldelacalle

Janet Gaynor era la estrella del momento. La primera en recibir una estatuilla dorada, un oscar. Y se la premiaba por tres interpretaciones: Amanecer de F.W. Murnau, El séptimo cielo y El ángel de la calle, ambas de Frank Borzage. Además El séptimo cielo la emparejó por primera vez con Charles Farrell y se convirtieron en la pareja romántica que todo el mundo quería admirar en pantalla. De hecho El ángel de la calle, fue un proyecto impulsado por el tremendo éxito de El séptimo cielo. Ironías del destino, diez años después su luz se apagó. Janet Gaynor se convirtió en una de las primeras actrices que se enfrentaría a la ‘tiranía’ del sistema de estudios y abandonó su exitosa carrera cinematográfica en 1938. Un año antes volvió a ser nominada por su papel en Ha nacido una estrella de William A. Wellman.

Murnau, director alemán admirado, llegó a Hollywood con un halo de leyenda. El director europeo llegaba para elevar el cine a la categoría de arte y así lo demostró con Amanecer donde Gaynor interpretaba a una sensible campesina que se enfrenta a las tiranías de la vida urbana. Su esposo cae en las tentaciones de la gran ciudad y llega un momento en que piensa que su dulce esposa no es más que un impedimento para su futura felicidad. Los enormes ojos y la mirada de Janet Gaynor se quedaron como una marca de su registro como actriz.

Pero ahí estaba también el director norteamericano Frank Borzage con una sensibilidad especial y elevando el cine a la misma categoría de Murnau con las dos obras cinematográficas antes citadas y con los ojos de Janet en ellas. En el imprescindible libro sobre el director de Hervé Dumont (Frank Borzage. Sarastro en Hollywood) se dice que “sabemos que Borzage ha estudiado el rodaje de Sunrise y que, en reciprocidad, Murnau ha expresado su admiración por Seventh Heaven y ha asistido algunas veces al rodaje de The River”. También señala que a Murnau le impresionó tanto la fotografía de El ángel de la calle que contrató al equipo de Palmer e Ivano para su siguiente trabajo en Hollywood. Tanto Amanecer como El séptimo cielo se rodaron ambas en 1927.

Pero el cine también es industria, y cuando se dan cuenta del potencial de Janet Gaynor y Charles Farrell en El séptimo cielo…, la maquinaria de Hollywood quiere otra película donde ambos se enamoren. Se la encargan a Borzage y él vuelve a crear pura emoción cinematográfica. Así tanto El ángel de la calle como El séptimo cielo ‘recrean’ una Europa especial: los bajos fondos de principios del siglo xx… La primera transcurre en París y la segunda en Nápoles para contar ambas una historia de amor fou que llega al éxtasis y a la trascendencia entre dos seres al margen de la sociedad. Las dos gustaron muchísimo al público de la época.

Frank Borzage vuelve a crear formalmente una película prodigiosa, impecable, y no es ninguna tontería decir que logra algo cercano a la poesía visual. Sabe ‘reformular’ el éxito de El séptimo cielo y las dos forman un dúo de películas sobre el amor y la trascendencia.

Esta vez la historia es la de Ángela y Gino. Ella es una muchacha pobre que ante la necesidad de comprar una cara medicina a su madre moribunda, se ve abocada a la calle. Primero intenta mendigar, después prostituirse… sin éxito. Cuando ve a un hombre en la barra de un bar soltar el dinero que necesita, se precipita hacia los billetes… con tan mala suerte de que en ese momento pasa una pareja de policías que la detiene. En un juicio rápido e injusto la condenan a un año de cárcel por robo y prostitución. Ella es un ángel de la calle. Pero Ángela huye y vuelve al cuarto de su madre donde ésta ha fallecido. La policía la ha seguido y la joven sale por la ventana hasta que consigue esconderse en el interior de un tambor de una compañía circense. Posteriormente se ha convertido en una de sus estrellas, es una joven que no cree en el amor, desencantada, vivaracha, con carácter, que huye de su pasado. Y se cruza en su camino un joven pintor bohemio e idealista, Gino, que se une a la compañía. El joven desea pintarla… y realiza un hermoso retrato donde capta toda la pureza de Ángela. Quita su máscara de chica dura. Pero el pasado siempre regresa. Y las adversidades ponen a prueba el amor puro de los dos jóvenes (tan puro que cuando regresan a Nápoles, los dos viven en habitaciones separadas).

Otra vez vuelve a funcionar la sensibilidad y sensualidad entre Gaynor y Farrell. Y otra vez los dos son capaces de crear un universo propio donde alimentar su amor. Esta vez su manera de llamarse es a través de un silbido repetitivo, la famosa canción napolitana O sole mio.

También se producirá un milagro trascendental. Los dos han caído en una espiral de desolación y desgarro. Parece que el amor entre ambos está destruido. Durante sus penurias como joven pareja enamorada, él decidió vender el hermoso retrato de Ángela a un ‘estafador’ que falsifica la imagen convirtiéndola en una madonna antigua y vendiéndola como si fuera una obra de un gran maestro de la antigüedad… En su último encuentro, los dos están rotos. Él desencajado por el odio y el desencanto, ya no cree en ese amor puro e ideal que había creado con la amada, ya no puede pintar y está alcoholizado y él mismo ha perdido su encanto e inocencia… Ella recién salida de la cárcel, desvalida y hambrienta, y triste porque su amor no ha logrado los triunfos y sueños que ella pensaba. Se da cuenta que no sirvió de nada ocultarle su pasado. Se encuentran en el puerto y ella no puede creerse el odio que siente en los ojos de Gino. Huye despavorida, Gino la sigue y terminan los dos en una capilla. Cuando la pareja está en un momento especialmente dramático, Gino alza la vista y se encuentra con el retrato de la madonna, con la mirada de Ángela. Y ella suplicándole que la mire de nuevo a los ojos, que sigue siendo la misma de siempre. El milagro se hace realidad. Gino y Ángela vuelven a recuperar su amor perdido… y salen juntos de la iglesia.

La película es bellísima en cada una de sus partes, Frank Borzage no sólo muestra un total dominio del lenguaje cinematográfico sino también las influencias del cine europeo, sobre todo el cine alemán.

Desde la presentación, al principio, del barrio de Nápoles donde reside Ángela… con un paseo que realiza la cámara mientras nos narra la historia. Hasta las gigantescas sombras de los reclusos en las paredes. Y también muestra el cuidado en los decorados, así se vuelve a construir un precioso universo aparte para los dos amantes, pero igual de humilde que en El séptimo cielo con escenas llenas de sensibilidad. También son impresionantes las escenas circenses, sobre todo una en la que Ángela está subida en unos altos zancos mirando al amado que está junto al mar… O toda la escena final en el puerto… el paseo de ambos perdidos, la persecución, la escena de la iglesia y la reconciliación final…

… Ha sido una suerte poder disfrutar de El ángel de la calle y caer de nuevo en un amor fou. Es de esos visionados que recomendaría sin pensármelo dos veces.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “El ángel de la calle (Street Angel, 1928) de Frank Borzage

  1. Es bellísima, en efecto, aunque, vista hoy, no puede quitarse de encima su voluntad de recrearse en la tradición más folletinesca y culebronera del XIX (tan vigente hoy en según qué medios, por otra parte). Para mí, más forma que fondo, faltándole ese aspecto de conexión con la modernidad, con la evolución, con la época de cambio, que sí posee, por ejemplo, «Amanecer».

    La hermosura de los fotogramas, en cambio, invita a pensar en el lenguaje visual de los años 20 como una de las grandes cimas del arte cinematográfico en toda su historia, igualada en décadas posteriores, pero no superada. Y, desde luego, los cacharros digitales no la van a superar.

    Besos

  2. Tú lo has dicho, bellísima… pero claro, es curioso, en el contenido se nota que querían repetir el éxito de EL SÉPTIMO CIELO. Lo que en la primera fue todo sorpresa, en la segunda ya no lo era tanto… pero Borzage lo superó con un cuidado formal exquisito y por supuesto con que realmente la pareja Gaynor/Farrell funcionaba perfectamente…

    Besos
    Hildy

  3. La recuerdo bien poco,amiga Hildy. He visto muchísimas películas silentes y en la mayoría de ellas (vistas hoy)te echan para atrás por el simple motivo de que todavía estaban muy influenciadas por el teatro.Y no lo digo porque las cámaras no se movieran,ahí están Murnau, Griffith,Eisenstein, incluso Erich von Stroheim en Avaricia,lo que no se puede soportar (en muchas de ellas no todas,claro)son esos gestos tan teatrales por parte de los actores. El cine cómico mudo se cebaría bien de ello,sobre todo por parte de los malos y las chicas gritonas llamando a sus héroes.Incluyo a los eternos suegros.Un día estaría bien sacar a todos lo villanos del cine cómico mudo.Estoy convencido que con solo añadir sus imágenes la gente se moriría de la risa. Creo que el cine silente debería ser una asignatura obligada en las escuelas de cine (si es que estas escuelas sirven de algo).Este cine ha quedado para los expertos,historiadores y los muy muy locos por el cine,como nosotros.Las nuevas generaciones no saben ni que existen.Creen que el cine siempre fue en color,con digital y vistas a través de un ordenador o en un dvd.
    Hay una cosa que no me gusta,tanto en la novela como en el cine.Que todo el mundo se expresa por igual.Todos hablan fluido y sin atascos,sin equivocaciones.Es evidente que hoy hemos perdido la capacidad de expresarnos correctamente.Sueño con hacer una película silente donde el silencio sea interrumpido de vez en cuando por gruñidos.

    Y me voy ya que no acabo nunca,hija.

    Besos ruidosos.

  4. A mí el cine mudo, y la posibilidad que hay ahora de acceder a ciertas películas que parecían inalcanzables, me gusta cada vez más. Y sobre todo ya en los años 20 es puro cine. Ahora estoy descubriendo títulos de los que había leído un montón que me están entusiasmando. Así como actores de este periodo que me encantan y que ya tienen una naturalidad especial (como la pareja protagonista de El ángel de la calle, Gaynor y Farrell). Yo empecé por el cine cómico y ya me fui adentrando en este periodo en otros géneros. Todavía me queda mucho por descubrir…

    Una de las cualidades del screwball comedy como por ejemplo de la que soy protagonista, Luna Nueva… es que lo diálogos son tan rápidos que los personajes se interrumpen, se cortan, que en un momento no se escucha lo que dice el otro… ¡como la vida misma vamos!

    Película silente donde el silencio sea interrumpido con gruñidos…, ja, ja, ja, buen concepto, querido Francisco. Gruñidos extraños que hagan que la heroína pueda mostrar todo su registro de rostro asustado y compungido… Y que no se vea de dónde proceden esos gruñidos… Se deja para la sorpresa final… un hombre de hoy en día tratando inútilmente de expresar lo que siente… Guau…

    Besos con muecas varias
    Hildy

  5. Qué buena pinta, Hildy, qué buena pinta. Curiosamente, he visto en estas dos últimas semanas hasta tres títulos de cine silente de los años veinte (un cine que frecuento bastante menos de lo que me gustaría), de Pabst, Dreyer y Murnau, respectivamente, y me han resultado, como casi siempre, una experiencia fascinante, cada una de ellas con sus particularidades, claro. Son pelis que desprenden una sabiduría en el tratamiento de la imagen que resulta increíble, habida cuenta del poquísimo tiempo que el ‘invento’ llevaba en marcha, lo cual demuestra que el talento de sus autores era muy elevado. En fin, tanto por descubrir, todavía…

    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  6. … Querido Manuel, hablas de tres directores que efectivamente tienen obras de cine mudo fascinantes. Te diré que de Dreyer he visto parte de su filmografía pero su periodo silente lo tengo en mi baúl de pendientes. El lenguaje cinematográfico se fue creando a principios del pasado siglo y obras silentes de finales de la década de los 20, como El ángel de la calle, llegan a alturas muy bellas. Pero me pasa como a ti, me queda mucho por descubrir de este periodo. Pero, como repito a menudo, qué maravilla que sea un periodo inabarcable…

    Besos
    Hildy

  7. Hildy querida, ¿has comentado Amanecer? Estoy ansiosa por descubrirla, todavía debo esperar dos meses para mi compra de DVDs, y quiero leer sobre ella al mismo tiempo que no quiero privarme de las sorpresas. Estoy ansiosa e indecisa, jajaja.-
    Un beso enorme, Bet.-

  8. Mi querida Bet, ¡no tengo un texto sobre Amanecer, pero no dudes en conseguirla! Es una joya preciosa de película. No tengo duda de que va a hipnotizarte. Tiene momentos no solo bellísimos, sino inolvidables.
    Beso
    Hildy

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