Dos maneras de reflejar El misántropo de Molière

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En un periodo de tiempo muy corto he visto dos maneras de representar El misántropo, una obra escrita en el siglo XVII. Y en las dos se traslada la esencia de esta obra al siglo XXI. Una, en la pantalla de cine. Otra, en un escenario de teatro. Básicamente El misántropo presenta el conflicto de un hombre, Alcestes, que no puede evitar su desagrado (desencanto) con los seres humanos y la sociedad en la que vive (no soporta los ‘juegos’ para la buena convivencia). La obra transcurre en unas horas, casi un día, y en un único escenario, la casa de Celimena, la amada del protagonista. Alceste se relaciona sobre todo con Filinto, casi el único que se puede colgar el cartel de amigo…

Y son tiempos de Alcestes. De hombres y mujeres desencantados, cansados de luchar y que a veces ven como única salida el aislamiento social para no seguir siendo dañados. Pero como dice Filinto… hay que convivir. Y son tiempos donde se vuelve difícil no tirar la toalla… pero por poseer un alma que se va rompiendo a pedazos ante el desencanto.

Así pude disfrutar en el momento de su estreno de una película francesa, Molière en bicicleta de Philippe Le Guay sobre un actor de teatro (Frabrice Luchini) que en la cima de su éxito dejó los escenarios para vivir como un ermitaño en un caserón en la Isla de Ré. Ahora viene a sacarle de su retiro su amigo (Lambert Wilson), un actor muy famoso en la televisión, que quiere llevar a los escenarios El misántropo. Durante unos días, y mientras el actor se piensa su regreso, ensayarán la obra de teatro (intercambiándose los papeles de Alcestes y Filinto). Mientras tanto se relacionarán con las personas de la localidad pero sobre todo con una solitaria italiana, Francesca, que volverá a ilusionar al desencantado ermitaño. Así se desarrolla una película con encanto que atrapa la esencia de la obra de Molière en una tragicomedia que se alimenta de la gran interpretación de sus dos actores principales.

Y ayer en Alcalá de Henares, pude disfrutar muchísimo (con susto incluido, estalló un foco y por suerte no les pasó nada a las actrices que se encontraban en ese momento en el escenario… El teatro depara estos momentos inesperados y con gran profesionalidad por parte de todo el equipo, el espectáculo continuó) de Misántropo (versión y dirección de Miguel Arco). La obra transcurre en un callejón de una macrodiscoteca donde se celebra una fiesta donde está presente la crème de la crème… Allí Alcestes libra una batalla pues quiere ser honesto, sincero y contar siempre la verdad… en una sociedad que juega otras reglas, una sociedad que le ahoga. Una sociedad de las apariencias, las adulaciones, las manipulaciones y mentiras.Y a esa sociedad pertenecen su mejor amigo y la mujer a la que ama. Alcestes ya está muy quemado, muy cansado. En el callejón se libra la batalla final…, donde caen las máscaras. Así Misántropo es fiel reflejo del siglo XXI y el público puede identificarse perfectamente con el espíritu de Alcestes y reconocer ese mundo en el cual no quiere (y tampoco sabe) jugar.

Alcestes cobra vida. Y, sí, una isla desierta y evitar la convivencia no es la mejor solución para enfrentarse al día a día. Pero a veces dan ganas de tomarse ese respiro y curarse uno antes de regresar al escenario de la vida…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Dos maneras de reflejar El misántropo de Molière

  1. Hildy,
    Adoro al bueno de Alcestes, hay unos versos que Molière le reserva que para mí son imborrables desde que los leí por primera vez:
    «Es mi mayor talento ser sincero y ser franco,
    Al hablar no sé cómo embaucar a los hombres,
    Y quien no tiene el don de ocultar lo que piensa,
    No debe en este medio demorar demasiado».
    Y algunas veces en mi vida no he podido evitar sentirme un poco Alcestes.
    Su gran tragedia es enamorarse de una mujer como Celimena a la que por contra le fascina el juego social, pero curiosamente ambos coinciden en su visión implacable sobre los demás.
    Qué envidia que hayas podido ver la versión de Miguel del Arco, porque yo me quedé a las puertas de verla cuando estuvo en el Español. Y la película de Le Guay la dejé pendiente, pero tengo un apetito enorme por verla, por el motivo molieresco y por la presencia de mi admirado Fabrice Luchini.
    Besos y mucha suerte esta tarde con «Fracturas»,
    Javier

  2. Sí, Alcestes es un buen personaje. Y creo, que sí que ahora mismo continua de actualidad. Creo que alguna vez las personas nos hemos sentido Alcestes, cansados y desencantados de las reglas del juego y con muchas ganas de aislarnos…

    Las dos propuestas, la cinematográfica y la teatral, merecen mucho la pena y recuperan la figura de Alcestes, su espíritu y su tragedia.

    Mil gracias por tus palabras.

    Besos desde una isla desierta
    Hildy

  3. Pues efectivamente es una buena coincidencia que, una vez más, nos demuestra la enorme y creativa imaginación de los escritores que son capaces de imaginar versiones tan diferentes de obras clásicas, para el cine o el teatro, respetando la esencia de la obra original…Me encantó la película y me deslumbró, a mi también, la obra de teatro presentada en Alcalá de Henares dentro de su Festival de Teatro Clásico (donde he tenido la suerte de ver otras dos grandes obras: «Otelo» y «Julio César» todas interpretadas por magníficos actores).
    Muy bueno tu comentario a ambas versiones … El personaje de Alcestes me hizo recordar a Mafalda cuando decía aquello de «que me paren el mundo que me quiero bajar…» Y luego te das cuenta de que no es facil…y de que, aunque cueste, tambièn hay personas con las que si merece la pena vivir y estar…

  4. Pues mi queridísima Maria Rosa… te doy la razón… no nos vamos a una isla desierta porque por suerte hay personas por las que, es cierto, sí merece la pena vivir y estar…

    Y efectivamente está maravilloso ese Festival de TEATRO CLÁSICO en Alcalá que además me ha permitido ver obras que no había podido ver en Madrid.

    Y la película… un pequeño delicatessen.

    Besos
    Hildy

  5. La obra de teatro hace siglos que la vi (ufff, ¿tantos?, pues sí). Imagina que en aquel entonces por nada del mundo me hubiera ido a una isla desierta… qué ilusa! jeje.

    Pero la película la tengo ahí, en la saca esperando un ratillo para ir a verla. Cuando leí de ella me pareció eso, un delicado bocado.

    Se me ha pasado lo del teatro clásico en Alcalá… joer, qué desastre de verano llevo. A ver si me centro!

    Un beso

  6. … Ahora nos iríamos a una isla desierta pero en pequeños paréntesis, ja, ja, ja. No viene mal, ¿verdad? Y sí la película es un bocado delicado, además de disfrutar de dos buenas interpretaciones. ¡Todavía queda un montón de verano para que se convierta en maravilloso!

    Besos veraniegos
    Hildy

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