La sal de la tierra (The salt of the earth, 2014) de Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado

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Si se analiza el origen etimológico de la palabra fotografía o fotógrafo nos sale un significado poético: escritura de la luz, pintor de la luz… Así en La sal de la tierra se realiza una hermosa y reflexiva radiografía de la obra de un creador, de un pintor de la luz, Sebastião Salgado. Y las pinceladas documentales están ejecutadas por el realizador alemán Wim Wenders y el hijo del artista, Juliano Ribeiro Salgado. De ambos brochazos surge un rostro profesional e íntimo y su trayectoria artística. Así a lo largo de cien minutos entendemos totalmente la esencia de su obra creativa.

El documental de La sal de la tierra une tres pinceles: el del propio pintor de la luz, Sebastião Salgado. El elemento externo que trata de comprender la esencia de su fotografía, el porqué se emociona ante una imagen suya, el director y documentalista alemán Wim Wenders y el que trata de conocer y descubrir al artista a través de otras caras distintas (primero a través de la ausencia y su breve presencia, y después como ayudante de su padre y el que mejor conoce cómo trabaja), su hijo.

Su trabajo artístico está plenamente unido a su formación como economista y su visión crítica del mundo. De denuncia continua. Su cámara es el ojo que todo lo ve. El que refleja un mundo injusto, un reparto injusto, los movimientos migratorios crueles, los trabajos que siguen perpetuando la esclavitud, la violencia del ser humano contra el ser humano con masacres tan recientes en Ruanda o en la guerra de los Balcanes… El fotógrafo se fija en la sal de la tierra (curiosamente el título también de la mítica película de Herbert J. Biberman, que refleja un movimiento que bien hubiese fotografiado Salgado: una huelga de unos mineros de Nuevo México), los seres humanos.

Algunos de los proyectos fotográficos de Salgado son años de ir con la cámara colgando mientras ‘cuenta’ con su instrumento de trabajo. Así ocurre con sus obras artísticas más difundidas como Otras Américas, Trabajadores o Éxodos. Y su forma de trabajar y su resultado no ha estado exento de crítica y polémica: son muchos los que dicen que el fotógrafo ‘utiliza’ el sufrimiento humano para crear arte… Sin embargo, cuando nos topamos de frente con el documental de La sal de la tierra y cómo va explicando el fotógrafo la razón de su trabajo y le vemos en acción, su metodología y cómo se acerca a sus proyectos queda clara la finalidad y utilidad de su trabajo. Creo que en la polémica se confunde presentar de manera digna una problemática y una construcción de un discurso coherente a través de las imágenes (que es lo que hace Salgado) con una sublimación vacía de la belleza a través del sufrimiento ajeno. ¿Por qué su mirada no puede construir, pintar, una obra artística que a la vez visibiliza un mundo injusto y terrible?

De hecho según se va viendo el trabajo fotográfico de Salgado y su rostro explicando su esencia, el espectador siente que todo se remueve a su alrededor y ve un mundo injusto y violento. Y entiende la catarsis que sufrió el propio fotógrafo y el desencanto y depresión en el que se sumió a lo largo de los años cuando ya no pudo más con tanto horror y violencia. Hay un momento que confiesa que eran muchas las veces en que tenía que dejar la cámara de fotos a un lado y llorar.

Entonces somos testigos de cómo el fotógrafo vuelve a interesarse por la sal de la tierra, por el ser humano y su mundo, a través de la naturaleza salvaje, de la vida. Salgado vuelve a sus orígenes, a sus raíces, y recupera la selva alrededor de la granja de su padre, recupera árboles y fauna, recupera paisaje (gracias a su mujer, que es otra figura siempre presente en el documental e importante para que el fotógrafo pudiese llevar a cabo su trayectoria laboral y artística)… y lo extiende al mundo entero, con un mensaje claro, está en nuestras manos recuperar la belleza y el esplendor de la tierra. Y captura la belleza de la tierra que nos acoge en su último proyecto fotográfico, Génesis.

La sal de la tierra recupera un Salgado íntimo y familiar (fruto de la pluma del hijo) con imágenes familiares y declaraciones que presentan su lado más inaccesible. Nos permite además ver su metodología y forma de trabajar, de atrapar las imágenes. Pero también conocemos al artista y su obra desde una mirada externa, la de Wim Wenders, que admira su trayectoria como fotógrafo.

Wim Wenders, documentalista

Y es que el pincel del Wim Wenders documentalista también surge en este documental. Wenders también ofrece su mirada especial y su forma de contar aquello que le hace sentir y vibrar. La sal de la tierra se convierte así en otra pieza del Wenders documentalista. Su trayectoria como documentalista nos devuelve otro análisis interesante de su obra cinematográfica. Al principio de su carrera los documentales de Wenders hablaban de cine pero desde una óptica particular e interesante. Así se puede comprobar en dos documentales que merece la pena no perderse: Habitación 666, donde durante el festival de Cannes de 1982, el realizador alemán graba a varios directores en una habitación frente a una cámara para que hablen del futuro en el cine… y es genial verla ahora… y notar quienes fueron los más ‘videntes’. O Tokio-Ga donde atrapa de manera especial el universo del realizador japonés Ozu a través de un viaje al Japón contemporáneo que inspiró la obra del maestro. Busca su rastro en un Japón que vive la ausencia de Ozu y su mirada… También atrapó la esencia de Nicholas Ray en Relámpago sobre agua (documental que no he podido ver todavía) donde filma los últimos días del director americano, que se estaba muriendo de un cáncer… pero donde ambos hablan de hacer cine, de crear.

Después Wenders abrió su abanico para centrarse en otras artes que llenaban su vida y su visión única del mundo. Así creo su documental más internacional, Buena Vista Social Club, a finales de los noventa. Wenders emprende un viaje a Cuba para dar a conocer a todos los espectadores a ancianos artistas que llevaban la música en sus venas. Para luego viajar con ellos a Ámsterdam y a Nueva York cuando después de años de olvido, vuelven a los escenarios con fuerza y arte. Siguiendo el halo de la música, participó en el proyecto musical de Scorsese sobre el blues y el jazz con The soul of a man (que tampoco he podido ver).

Después experimentó con el 3D para conseguir un hermoso documental sobre danza donde se centraba en la coreógrafa Pina Bausch donde la convertía en musa y diosa que creaba danzas espectaculares. El documental era Pina y Wenders dejaba un hermoso testamento de esta bailarina y coreógrafa.

Para finalmente fusionar sus intereses sociales, su mirada crítica y su admiración por un artista que se dedica a pintar la luz con su último documental hasta la fecha, La sal de la tierra

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4 comentarios en “La sal de la tierra (The salt of the earth, 2014) de Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado

  1. Hace unos meses pude ver la exposición de Salgado, Génesis. Estuve más de un par de horas en ella y al final me costó abandonar las salas, tal era la belleza y curiosidad que me provocaban sus imágenes. Sé de las críticas a su trabajo, las que solemos hacer desde este primer mundo de niños consentidos siempre, donde confundir la queja con la opinión suele ser habitual: me quejo si me lo muestran, me quejo si no lo hacen. Martingalas de sofá, me parecen normalmente a mí.

    Asi que disfruté, como puedes imaginar, del metraje de este documental (se me pasó en un suspiro). De la mirada y las expresiones de un Salgado que por primera vez veía delante de una cámara, del saber de una vida, de la tristeza que puede provocar un contar. Y sí, el trabajo de su hijo y de Wenders me convenció, tanto como el trabajo del fotógrafo.

    Ya había visto el documental de Wenders de la música cubana pero ahora me apunto un par más. Gracias.

    Un besote

  2. A mí también se me pasó como un suspiro, querida Marga. Un suspiro con momentos de angustia. Y sí es cierto que era un lujo poder escuchar a Salgado explicar su trabajo fotográfico. Y es verdad que confluyen de manera armoniosa tres miradas: la de Salgado, la de su hijo y la de Wenders y es uno de los atractivos del documental.

    La polémica que surge de su trabajo fotográfico siempre me ha interesado tanto en él como en otros profesionales de la imagen. ¿Cómo mostrar y fotografiar la realidad cruda social?¿Cómo plasmar un conflicto bélico?¿Como reflejar el reparto injusto de la riqueza?¿Cómo denunciar?

    Reconozco que conozco un poco más el Wenders documentalista (y me gusta lo visto, aún me faltan cosas por ver) que el de ficción. De momento, me atrae más. El documental de Buena vista social club me marcó en su momento, me fascinó. Y de sus últimas propuestas, un canto a la belleza es PINA.

    Besos
    Hildy

  3. Totalmente de acuerdo con Marga..a mi también me impactó la exposición de Génesis, y tuve que ir de dos veces porque en una no me dio tiempo a asimilar tanta belleza y tantas cosas desconocidas…Ahora la película necesitaría verla otra vez para ser valiente y mirar la pantalla y no taparme los ojos ante el horror y aguantar…pero no me extraña que él llegara un punto en que se «rompiera». Me parece fantástico el trabajo de todo el equipo, y sobre todo el equipo que forman él y su esposa o su esposa y él.

  4. Querida Maria Rosa: sí, había en el documental fotos que removían. Pero a la vez esos trabajos fotográficos de Salgado remueven, visibilizan y hacen pensar y reflexionar en el mundo en el cuál vivimos. Y sí, una de las cosas que más me gustó del itinerario profesional de Salgado es ver cómo se quebró ante el horror y cómo fue la propia tierra y la naturaleza la que le devolvió las ganas de fotografiar y mostrar que no todo está perdido…

    Besos
    Hildy

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