Ran (Ran, 1985) de Akira Kurosawa

ran

Ran de Akira Kurosawa es de esas películas que permiten un análisis profundo y rico. El director japonés se inspiró en una obra de teatro occidental (El rey Lear de William Shakespeare) y la tiñe de su universo de cultura e historia japonesa. Kurosawa consigue una interesante y extraña fusión (cine, teatro shakesperiano, teatro japonés y un estudio pormenorizado y detallista de la historia de Japón del siglo xvi) para crear, a través del reflejo del caos, las consecuencias nefastas del poder, la violencia y la venganza. Kurosawa convierte la tragedia shakesperiana en más extremista…

Su rey Lear es un señor feudal japonés, Hidetora, del clan Ichimonji. Y este señor del medievo se inspira a su vez en un personaje histórico japonés (Mori Motonari). Hidetora, que ha conseguido su poder, sus tierras y riquezas a través de enfrentamientos sangrientos, ya es mayor y quiere retirarse tranquila y pacíficamente. Así que decide repartir su territorio entre sus tres hijos (cambia de sexo a los personajes shakesperianos): Taro, Jiro y Saburo. En ese momento Saburo trata de advertirle sobre que no es buena idea su decisión (le avisa de las guerras entre hermanos que van a producirse para poseer el poder) pero Hidetora lo toma mal, como una amenaza y le destierra. A partir de este momento siembra su desgracia y la de su clan. Saburo tiene razón y empiezan no solo el caos y la violencia sino la consciencia de Hidetora de cómo es repudiado y traicionado por sus hijos y sus séquitos, Taro y Jiro. Ante su soledad y la pérdida de sus hombres y mujeres más fieles en un terrible enfrentamiento en el tercer castillo… pierde hasta la cordura. Pero Saburo, a través de un guerrero fiel, Tango, sigue protegiendo y queriendo a su padre…

Akira Kurosawa no solo se apodera, a su manera, del argumento shakesperiano sino que lo radicaliza (la tragedia es mucho más extrema) y muestra la universalidad de la esencia del dramaturgo al convertirla totalmente en un fresco histórico japonés. Si muestra su dominio y cuidado en el reflejo del Japón medieval (se pasó años no solo especializándose en el siglo xvi sino estudiando vestuarios, caracteres, comportamientos…), demuestra la misma dedicación en captar la esencia de las tragedias de William Shakespeare. Y esto puede verse totalmente en cómo aborda dos personajes. Uno, curiosamente, es aportación e invención de Kurosawa: lady Kaede. Y el otro es la traslación de un personaje del rey Lear a este fresco histórico japonés. El personaje del bufón.

El gran personaje de Ran es lady Kaede, que a su vez está en contraposición con otro personaje aportación de Kurosawa a su particular rey Lear, Sué (que se mueve por la sumisión y compasión). Ambas son esposas de dos de los hijos de Hidetora, Taro y Jiro. Y ambas sirven para dibujar el pasado de guerrero violento y sin piedad alguna a la hora de conseguir sus dominios de Hidetora. Por una parte lady Kaede se mueve única y exclusivamente por un deseo de venganza. Todos sus actos, sus acciones, sus maquinaciones y manipulaciones tienen un único objetivo: la destrucción del clan Ichimonji. Repetir lo que Hidetora hizo con su familia. Lady Kaede es una especie de lady Macbeth (que ya inspiró a Kurosawa para su Trono de sangre) que se mueve por venganza, no por ambición de poder, y de todos aquellos personajes manipuladores, vengativos y a la vez trágicos del dramaturgo británico (como Yago, Casio o Ricardo III). Así Kurosawa crea un personaje radicalmente shakesperiano. Lady Kaede hierática de movimientos calculados pero también inesperados. Su cabeza solo funciona para la venganza y emplea a los hombres (primero a Taro y luego a Jiro) como marionetas para sus maquinaciones. No quiere rival en su camino (llega a obsesionarse con la eliminación de Sué, que sufrió lo mismo que ella) y vive para un único objetivo.

El segundo gran personaje de Ran es el bufón Kyoami. Como en las obras de Shakespeare siempre actúa en contraposición con el personaje principal. Y aunque es el contrapunto cómico, siempre bien por su papel de bufón o de loco…, puede soltar verdades como puños. Pero Kurosawa le da además una profundidad más trágica y compleja pues según Hidetora va perdiendo la cordura, el bufón es más cuerdo y serio además de pintar con complejidad la relación entre ambos. Kyoami ve a un hombre loco y vencido pero que a la vez en su pasado ha hecho daño, ha sido violento, ha cometido actos terribles… y no solo se lo echa en cara sino que a su vez se siente incapaz de abandonarlo y dejarlo a su suerte.

En el momento de su estreno, Kurosawa concedió entrevistas en las que explicaba el trabajo de años y años que había supuesto la película (así como la dificultad de llevarla a cabo, por la necesidad de un alto presupuesto, hasta que se hizo realidad la figura de un productor que arriesgó: Serge Silberman). El cuidado extremo fue puesto en la reconstrucción de los castillos medievales, el atrezzo y también en el vestuario de cada uno de los personajes. El director japonés llevó a cabo una puesta en escena absolutamente cuidada y calculada que devuelve un espectáculo visual especial además de provocar una especie de extrañamiento y distanciamiento con el espectador. Sus figuras (sus actores) se mueven en una naturaleza que acompaña sus emociones y sentimientos. Una naturaleza que se muestra hermosa, majestuosa y distante pero que acompaña y sirve de paisaje a el caos que provoca la ‘naturaleza’ del ser humano. No solo se sirve del color para contar la historia y para explicar a sus personajes (rojos, amarillos y azules… para cada uno de los hijos, por ejemplo) sino para también aportar a la interpretación de sus actores (tanto Hidetora como lady Kaebe parece que en vez de rostros poseen expresivas máscaras). Según el director dio a los actores indicaciones sobre cómo se movían, actuaban y se comportaban en el siglo xvi para que realizaran una interpretación meticulosa pero tampoco, creo, dejó de lado ciertos ecos de la esencia de la interpretación de una variación del drama japonés en los escenarios: el nô (aunque Kurosawa no reconoció esta vez su influencia, como por ejemplo sí lo hacía en su otra adaptación cinematográfica del teatro de Shakespeare, Trono de sangre). Todas estas indicaciones dotan a Ran de un carácter especial, coreográfico y lírico en sus escenas de batalla y en las más violentas representaciones pero también una poesía especial en los momentos de calma o de soledad de los personajes.

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14 comentarios en “Ran (Ran, 1985) de Akira Kurosawa

  1. Hola Hildy,
    Quizá sólo el norteamericano Welles superó al japonés Kurosawa como adaptador de Shakespeare y, a mi modo de ver, ambos muy por encima del inglés Laurence Olivier, lo que suscita muy interesantes reflexiones sobre la mayor o menor idoneidad de alguien como adaptador de la obra de un escritor en virtud de su común nacionalidad o medio cultural (por quedarme en España, ¿hizo acaso Rafael Gil un mejor «Quijote» que el ruso Kozintsev?).
    A «Ran» y a «Trono de sangre» yo añadiría una tercera adaptación del dramaturgo inglés por Kurosawa: «Los canallas duermen en paz», curiosísima traslación de «Hamlet» al mundo de la alta dirección empresarial en el Japón del gran despegue económico de posguerra.
    Besos,
    Javier

  2. Sí, querido crítico abúlico, provoca fascinación y extrañamiento por partes iguales. Yo me quedé totalmente deslumbrada por el personaje de lady Kaede.

    Beso
    Hildy

  3. ¡Buenas, querido Javier, qué bueno que te hayas pasado otra vez por aquí! ¡Me falta Los canallas duermen en paz! Me encanta ver versiones cinematográficas de obras de William Shakespeare. ¿Sabes quién me encanta cómo mira a Shakespeare? El irlandés Kenneth Branagh. Creo que tanto Branagh, como Welles o Kurosawa… toman el alma de Shakespeare y lo llevan a sus universos particulares. Son fieles al espíritu shakesperiano con un toque personal. Universalizan a Shakespeare en el tiempo y el espacio. Olivier era el colmo de la corrección y de la literalidad de la obra a la pantalla blanca. Y esa literalidad, a veces me apasiona, como en el Julio César de Mankiewicz. Y esa universalización de tiempo y espacio llega a extremos tales como Mi Idaho Privado de Gus vant Sant… Shakespeare y el cine es un tema que me apasiona.

    Beso
    Hildy

  4. Tengo que revisar todo el Kurosawa que vi hace tantos y tantos años, como ésta, que sí, que fue en los ochenta cuando la disfruté. De hecho es muy posible que Akira Kurosawa haya sido el director que más haya influido en mi formación cinéfila: de niño vi «Dersu Uzala» y aquello fue una iluminación: de repente, el cine.
    Saludos.

  5. Obra maestra total, resultado de esa fusión Oriente-Occidente que hace del cine de Kurosawa el más asequible para el espectador medio occidental de entre todos los directores clásicos japoneses. Esa Kaede que es una mezcla entre Lady Macbeth y la señora Danvers, esa parábola del hijo pródigo, el tratamiento de la acción y de la violencia, el regreso al cine de Silberman tras haber jurado que no volvería a producir una película después de la muerte de Luis Buñuel… Una película riquísima, delante y detrás de las cámaras. Obra maestra, mi querida Hildy.
    Besos

  6. Me encanta, querido Licantropunk, lo que nos cuentas. Ser un niño, ver Dersu Uzala… y la iluminación, el cine. Precioso. Y sí Ran sorprendía en los ochenta y creo que sigue sorprendiendo.

    Beso
    Hildy

  7. Es curioso querido Alfredo, porque efectivamente existe esa fusión. Toma una obra occidental pero la empapa de historia y cultura japonesa. Y funciona. Ese personaje, lady Kaede, es potente, muy potente. Efectivamente el espectador se queda como hipnotizado en la lucha en el tercer castillo cuando va muriendo todo el séquito del señor feudal y este se va desesperando hasta la locura, en la soledad de una torre ardiendo. Sí, es una película maravillosa para el análisis.

    Beso
    Hildy

  8. Extraña por concepción. Por movimientos de cámara donde prima lo grandioso y brilla en lo intimo. Por su violencia romanticamente bella. Por su crudeza pasional y por un color triste que lo inunda todo. Genial adaptación de una obra clásica que brilla con el paso del tiempo y ahoga en su tristeza.

    Obra imprescindible y perecursora de ese cine oriental que aprovecha los colores y las grandes escenas de batallas para crear poesía dentro de la violencia. Sin duda, un clásico por derecho propio y aunque el kurosawa que mas me gusta es el mas pequeño dedicado al cine negro . Esta es in duda su obra capital. Cuidate

  9. Mi querido Plared, en tu comentario has realizado una hermosa reseña con la esencia de Ran. Y sí una frase que la define perfectamente para mí es «extraña por concepción». Y también es cierto algo, la tristeza que recorre todo el metraje.

    Me queda bastante por ver de Kurosawa. Pero me emociona al máximo una de sus obra en blanco y negro, Vivir.

    Qué bueno leerte.

    Beso
    Hildy

  10. Una largometraje de inabarcable magnitud, que muy bien puede ser considerado como una de las mejores adaptaciones shakespearianas de la historia del cine. Nuestro amigo Altaica (que de cine sabe un poco) la definió como «la película que más me ha gustado de todas cuantas he visto en mi vida». Podemos fiarnos de semejante paladar… Besos.

  11. Mi querido Antonio, es una muy buena adaptación de Shakespeare pues, como digo, atrapa su esencia y espíritu. Y, sí, es verdad que el amigo Altaica sabe un montón de cine y es cierto que es de esas películas que deja imágenes grabadas en la cabeza…, que no se borran.
    Por otra parte Shakespeare y el cine deja muchas sorpresas. A mí me sigue sorprendiendo esta fusión con nuevas obras cinematográficas. Quizá una de las que más me gustó últimamente fue César debe morir de los hermanos Taviani. O no me disgustó en absoluto Ralph Fiennes y su Coriolanus.

    Beso
    Hildy

  12. Es una película majestuosa y propia de un maestro que posee ya una inmensa experiencia que le permite abarcar un lienzo amplisimo y complejo. Mencionar también la magistral música de Toru Takemitsu que consigue en conjunción con las imágenes momentos de cine sublimes.
    Un beso.

  13. A mí, querido Luis, Ran efectivamente me parece un lienzo complejo y rico. Mil gracias por recordar y apuntar otro punto de análisis de la película: Toru Takemitsu y su banda sonora.

    Beso
    Hildy

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