Truman (Truman, 2015) de Cesc Gay

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Truman es auténtica. Y me refiero a la autenticidad que se siente al compartir los mismos sentimientos y emociones que tan bien describe la película. Cesc Gay ha vivido lo que narra y su mirada cuenta con la experiencia, se nota. Truman habla de despedidas. De cómo afrontar la muerte, tanto el que se va como los que se quedan. Truman es sencilla, directa. Pero toca.

Si hace poco, Yo, él y Raquel de Alonso Gomez-Rejon también trataba el tema de despedidas y muerte con verdad y mucha imaginación, pero en un entorno adolescente; Truman habla de aquellos que pasan los cuarenta pero tienen mucho por vivir y, sin embargo, ya van sufriendo las perdidas y las ausencias de seres queridos muy cercanos. Si bien es un tema muy tratado en el cine, cómo abordar la muerte (de la forma más digna posible) y cómo encarar la despedida…, cada buen acercamiento cinematográfico se convierte en una herramienta para reconocer emociones vividas, compartir dolores o en un aviso de cómo reaccionar ante situaciones tan naturales, porque la muerte está presente en la vida, es algo cotidiano. Así hay un camino de despedidas cinematográficas que preparan para un momento que todos vivimos (o nos vamos o somos de los que nos quedamos). No deja indiferente la manera que tienen de marcharse (o de sufrir la ausencia) los personajes de Las invasiones bárbaras de Denys Arcand, La vida de Jean Pierre Ameris, La escafandra y la mariposa de Julian Schnabel o Beginners de Mike Mills.

Cesc Gay emplea sus silencios, las miradas, aquello que no se dice pero se intuye, las soledades en la gran ciudad para contar la despedida de dos amigos, Julián (Ricardo Darín) y Tomás (Javier Cámara). Y se rodea, como siempre, de muchos de los actores que suelen poblar sus ficciones (los dos protagonistas, Eduard Fernández, Àlex Brendemühl…), nos descubre el rostro de una actriz argentina (Dolores Fonzi) y se regodea en otras apariciones fugaces de actores como Javier Gutiérrez, Nathalie Poza, Elvira Mínguez o Silvia Abascal para describir los detalles que hacen de Truman una experiencia emocional.

Y es que Cesc Gay crea personajes y situaciones (como hace en otras películas de su filmografía) para dibujar esa larga, bella y emotiva despedida. Toma el punto de vista del personaje que se queda, Tomás, que llega desde Canadá (donde vive) a Madrid para estar cuatro días con su amigo Julián, que se muere porque el cáncer no le deja tregua. Y en esos días se dicen cosas pero se dejan otras por decir, viven experiencias junto amigos, familiares, conocidos… se ríen, lloran, discuten, hacen pequeñas locuras… Viven situaciones incómodas y otras divertidas, y nos pone cara a cara con cómo los demás se enfrentan o se relacionan con alguien que se va, que se está muriendo… Tomás acompaña a su amigo en la decisión de morir y dejar todo amarrado (despedirse de seres queridos, dejar preparado su propio entierro, últimas visitas al hospital…). Y lo que se convierte en hilo conductor de principio a fin de esos cuatro días es precisamente Truman, el enorme y viejo perro de Julián, su fiel compañero. Julián busca alguien que se quede con su compañero de piso, alguien que entienda lo importante que es Truman para él. Julián, como cada noche ha hecho en los escenarios del teatro (es actor), quiere bajar el telón… pero despedirse bien, dejar todo atado.

Y el director catalán se mueve en el registro tragicómico, porque es el registro de la vida. Repleta de momentos en los que ríes y lloras a la vez. Y cuenta con la brutal química que surge entre Darín y Cámara en un Madrid de tonos otoñales, de callejuelas, tabernas y parques (con un breve paréntesis en Ámsterdam). Solo hace falta una mirada, una sonrisa o un gesto… para construir toda su amistad.

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12 comentarios en “Truman (Truman, 2015) de Cesc Gay

  1. Uff, me pasé llorando toda la película, soy de natural llorón desde hace unos años, desde que viví la experiencia que cuenta la película de forma muy directa y con un tipo muy parecido y que tomó la misma decisión que el personaje de Darín, asi que… como para contenerme viendo esta historia, tarea titánica y más en una flojeras como yo.

    Sabes que soy pelín bruta para apreciar muchas de las cosas que comentáis(y por eso bebo de vuestras páginas por si tuviera remedio, jeje), pero que dejo de serlo cuando se trata de saber reconocer una buena historia. Pues esta lo es y de una forma sencilla y real, una historia verosímil y tratada con conocimiento y delicadeza. Y como diría Julián: «cada uno se muere como puede» y llegar a entender eso, algo que parece tan evidente y de cajón es de las cosas más difíciles que te pueden llegar a tocar. Y Cesc Gay lo retrata sin más, con la naturalidad que debería tener la existencia de la muerte y que sin embargo se la arrebatamos a cada paso. Recuerdo que una de mis sobrinas decía que el afrontar la muerte debía ser asignatura obligatoria en los colegios. Pobre, exageraba un poco perdida ante la perplejidad que ocasiona la muerte cuando te toca de cerca pero no andaba desencaminada del todo y películas así quizás sí que ayuden y sean más necesarias de lo que creemos.

    En fin, de todas formas Cesc Gay es uno de mis directores preferidos desde aquella «En la ciudad», así que una razón más.

    Me temo que no estoy siendo nada objetiva, pero nada, nada. Qué le vamos a hacer! hoy no toca…jajaja.

    Besote, Hildy!

  2. Y es que mi querida Marga, eso es lo que Gay clava. Los que hemos vivido una experiencia similar, la sentimos real. Nos fundimos con la historia. Y lo bueno, y por lo que está maravillosamente contada, es que es capaz de reflejar perfectamente algo tan duro pero tan cotidiano como la muerte. Y creo que el humor, la tragicomedia, no está para aliviar la trama… creo que también es un elemento absolutamente real y cotidiano en las situaciones extremas. La frase de Julián me tocó y creo que tiene toda la razón:»cada uno se muere como puede». Pues, fíjate, le doy toda la razón a tu sobrina, creo que se debería hablar mucho más de la muerte. Y, sí, pienso que estas películas son más necesarias de lo que creemos. A mí también me gusta Gay. Disfruté de En la ciudad y también de Una pistola en cada mano. Y ese perro Truman… me parte el alma (bueno, muchas cosas, momentos y detalles me partieron el alma), y es que realmente esos perros y gatos que nos acompañan en la vida se convierten en verdaderos compañeros de batalla… y entiendo perfectamente a Julián.

    Beso
    Hildy

  3. Esa autenticidad, construida sobre pequeños gestos tan vívidos, tragicómicos como la vida misma, es la que convierte a ‘Truman’ en una película muy grata, que habla de cosas abrumadoras sin pretensiones ni elitismo. Como debe ser.

  4. Querida Hildy, espero poder verla pronto y teniendo la lágrima tan fácil como Marga ya me imagino lo que me espera… No conozco al director pero lo que me pasa con Darín es que siendo inevitable como es en el cine argentino de los últimos 20 años (parece que fuera muy difícil encontrar una peli argentina en la que NO trabaje) me da la impresión de que siempre hace versiones del mismo personaje… y sin embargo me resulta terriblemente efectivo. Me causa gracia y me emociona cuando debe y siempre termino cayendo en las historias que encarna. Y no me importa que siempre haga casi lo mismo. Qué curiosos son los lazos que uno tiende con sus actores favoritos, que te hacen perdonar muchas cosas ¿no?
    Un beso grande, Bet.-

  5. Totalmente de acuerdo, querido crítico abúlico. Y, es verdad, habla de asuntos abrumadores desde una cotidianidad reconocible, real. Por ejemplo, la visita al tanatorio… con ese abanico de posibilidades y presupuestos para ataúdes y recipientes para las cenizas… Y es que se viven esos momentos… O ese momento en que Julián se acerca a ese matrimonio que sabe a ciencia cierta que le han visto y se lo planta… Son instantes que de un modo u otro todos, de forma parecida, vamos o ya hemos vivido.

    Beso
    Hildy

  6. Me encanta lo que dices de Darín…,mi querida Bet, porque para mí lo que pasa con Darín es parecido a lo que ocurría, por ejemplo, con Cary Grant… siempre era un personaje pero con la cara y los movimientos de Grant… Y sin embargo siempre te lo creías, siempre te hipnotizaba, siempre te hacía ver que era un grande… Con Darín pasa lo mismo. Nunca pierde ser Darín pero no te cansas de verlo en diferentes personajes. A mí empezó a engatusarme, para no soltarme, en El hijo de la novia…

    Beso
    Hildy

  7. ¡Mi querido Alfredo…!, esperaré impaciente tu comentario… Yo de Gay he visto En la ciudad y Una pistola en cada mano y ambas las disfruté. Me apetece mucho Ficción…

    Beso
    Hildy

  8. Ficción, que siempre queda en un segundo plano, me parece otra película excelente de este director, que no tiene una mala.
    Darín no sale en todas las argentinas, sale en todas las que se estrenan aquí (el otro que de vez en cuando consigue estrenar en España es Peretti). Y sí, siempre es al mismo tiempo él y los personajes. Eso solo lo consiguen los mejores, los que convocan a la sala con su mera presencia en el reparto. Qué pocos así tiene el cine hispano.
    Truman está muy bien. Para no repetirme, os copio directamente el enlace a mi opinión: http://fernandomaranon.blogspot.com.es/2015/11/truman.html

  9. Querido Fernando, ¡ya había leído tu reseña en David y Goliat! y coincidimos en el gusto que nos ha provocado su visionado. ¡Muy bueno lo de que aparece una librería y además los personajes compran libros! Sigo tu recomendación respecto a Ficción, sé que va a gustarme. Y el terremoto Darín es un placer verlo en acción emocional y tan bien acompañado por Cámara. Sí, Truman… nos toca.

    Beso
    Hildy

  10. Reconozco que me costó un tanto entrar en el meollo dramático de la película, pero el buen hacer de sus actores (especialmente de Darín) consiguió que acaba cediendo a su flujo de emociones controladas. Coincido plenamente con el comentario de Bet y tu posterior réplica (con el muy oportuno ejemplo de Cary Grant): hay ciertos actores, que, hagan lo que hagan, sabemos que nos convencerán, probablemente porque ya nos tienen más que cautivados. Besos.

  11. Sí, querido Antonio, tienes razón… hay actores que tienen un don ante la cámara y cautivan. Y creo que Darín es uno de ellos. Yo con Truman, es curioso, desde el primer momento entré en su trama. Desde el abrazo… y ese primer paseo con Truman… Cesc Gay, su director, suele contar con lo no dicho, con las miradas y silencios, o con lo dicho pero que en realidad esconde otra cosa… y también sabe elegir muy bien los actores con los que quiere construir sus personajes. Es un director que también toma el pulso a las ciudades sea Barcelona o en este caso Madrid.

    Beso
    Hildy

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