Roald Dahl y el cine

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He disfrutado muchísimo estas semanas con la lectura de Relatos de lo inesperado (colección Compactos. Editorial Anagrama, 2012) de Roald Dahl. Y he recordado cómo muchos de ellos aparecieron en la famosa serie Alfred Hitchcock presenta (las temporadas de los años cincuenta). Y no me extraña puesto que el suspense, el humor negro y la sensibilidad irónica de Dahl coinciden bastante con el espíritu del orondo director. Así he recordado El hombre del sur, que me viene a la memoria como la de los dedos, la apuesta descabellada y el mechero. Los protagonista fueron Steve Mcqueen y Peter Lorre. En aquella mítica serie también apareció otra adaptación de un relato de este libro, Cordero asado. Y su protagonista sería Barbara Bel Geddes como una ama de casa con un serio problema… para ocultar el arma homicida con la que ha asesinado en un arrebato a su esposo. Otro relato buenísimo también conoció su episodio, La señora Bixby y el abrigo del coronel. Una infidelidad de años, un regalo de despedida del amante: un valioso abrigo de visón, las argucias de una dama para que su marido no sospeche… Otro tremendo relato con su episodio correspondiente sería Apuestas (el capítulo se tituló Un chapuzón en el mar), de nuevo una apuesta pero en un barco, un hombre dispuesto a todo por no perder, una conversación con una mujer en la cubierta del barco… y un final inesperado. Pero son bastantes más los relatos que conforman el libro y que te mantienen en vilo entre sus líneas.

Roald Dahl también realizó sus pinitos como guionista (dicen que lo hizo únicamente por una cuestión económica) y llama la atención saber que fue el guionista de una de las películas del agente 007, Sólo se vive dos veces. Y también de una película infantil con Dick Van Dyke. A veces me veo tarareando… Chitty, Chitty Bang Bang. Curiosamente estas dos obras tan dispares tienen otro nombre en común: Ian Fleming (como autor original de estas historias).

Si seguimos buscando huellas cinematográficas del universo de Dahl, descubrimos que sus relatos infantiles han sido adaptados en distintas películas. Así son recordadas las dos versiones de Charlie y la fábrica de chocolate. De la primera recuerdo a Gene Wilder (no he vuelto a verla pero siempre me viene la escena de un ascensor que salía disparado hasta el cielo –que no llegaba a ningún piso, no paraba–… algo que siempre me obsesionó bastante) y de la segunda cómo no logré disfrutarla por la aparición machacona de los Oompa Loompa (interpretados por un mismo actor) que me dieron la película. Wes Anderson también ha caído bajo su influjo en su única película de animación, Fantástico Mr Fox. Y una de las películas por las que Anderson empezó a atraparme. Por último dos de sus relatos infantiles en el cine que aún no he podido ver. Siguiendo con la animación nos encontramos con James y el melocotón gigante de Henry Selik. Otro famoso relato del autor fue llevado a la pantalla por Danny DeVito, Matilda.

Pero aquí no acaban sus relaciones con el cine. El escritor estuvo durante treinta años casado (hasta su fallecimiento) con la actriz Patricia Neal…

Relatos de los inesperado es una gran lectura para el verano.

 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Ultimátum a la tierra (The day the earth stood still, 1951) de Robert Wise

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El hombre que vino de las estrellas le dice a la mujer que si alguien le hiere gravemente debe ir a ver a su compañero, un enorme robot que es una fuerza destructora y decirle solo unas palabras: Klaatu barada niktoh. Klaatu viene en son de paz, bueno, más bien a avisar de la próxima destrucción del mundo como los hombres no se calmen en sus paranoias, miedos y confrontaciones. El hombre de las estrellas trata de dar su mensaje profético a los grandes mandos de los países del mundo a través de Naciones Unidas, misión imposible. Después logra contactar con los científicos del mundo para que ellos a su vez transmitan el mensaje. El miedo a lo desconocido, y también como dice Klaatu, una humanidad que se rige más por el temor que por la razón (… algo totalmente de actualidad), hace que el hombre de las estrellas no sea muy bien recibido y que por supuesto vea continuamente su vida en peligro…

Un día mientras los niños van a la escuela, hombres y mujeres acuden a sus trabajos, pasean por las calles o se encuentran en los parques y los medios de comunicación difunden cómo los conflictos sociales, económicos y bélicos asolan la vida cotidiana… un objeto no identificado es detectado. Un platillo volante desciende hasta posarse en un parque de Washington. Y ante la expectación, la curiosidad y por supuesto el miedo a una amenaza desconocida… surge del interior de la nave un hombre de las estrellas (Michael Rennie), educado/sensible, con un mensaje que dar a la humanidad. A su lado un gigantesco robot que responde al nombre de Gort.

Ultimátum a la tierra es una de las películas claves del género de ciencia ficción. Surge en los años de la guerra fría y se sirve del argumento de ‘explicar el presente a través del futuro o de otros mundos existentes en el inmenso universo’. El hombre de las estrellas es un hombre revestido de características celestiales y puede ser identificado, como mensajero o profeta, incluso tiene características similares a la figura de Cristo, como salvador de la humanidad (algo que en algunas películas del género se sigue empleando, la última, Elysium de Neill Blomkamp). Como él, tiene un mensaje, trata de que los hombres le entiendan, sufre rechazo, consigue sin embargo ‘discípulos’ pero finalmente es abatido…, sin embargo, logra resucitar y extender su mensaje.

Su mensaje no deja de ser complejo. Algunos hablan de pacifismo. Sin embargo Klaatu deja claro en todo momento que es superior a los humanos, que su inteligencia está mucho más desarrollada, y lo que finalmente deja es un aviso contundente: el comportamiento de los humanos está poniendo en peligro la paz espacial. La decisión es irrevocable, si los humanos persisten en su autodestrucción y por tanto en ser una amenaza… serán destruidos. Muy pacifista no es el mensaje, mucho margen para el diálogo, de acción y transformación no dejan a los seres humanos (además de mostrarles incapaces de conseguir un consenso, un debate, o un simple diálogo… El temor sobre la razón).

Robert Wise, director que no tenía miedo a ningún género y que ha dejado su filmografía llena de títulos brillantes (pero no tan difundidos como las de otros directores de su generación), se atrevió con la ciencia ficción. Ultimátum a la tierra refleja no sólo el ambiente complejo y de miedo en que estaban hundidos los americanos en los años cincuenta, sino que también ‘avisa’ de que el continuo enfrentamiento (la guerra fría) no es la mejor opción (de nuevo la contradicción y complejidad del fondo de esta película).

A través de Klaatu se entiende que el hombre moderno ha evolucionado, por ejemplo, en las ciencias (y que aún queda un camino muy largo) pero que sigue siendo ‘primitivo’ en cuestiones morales y éticas. ‘Primitivo’ en la convivencia, en espíritu. El hombre es autodestructivo capaz de quebrar el propio sitio donde habita, la tierra. Ultimátum a la tierra cuenta con seres del más allá, efectos especiales, con dosis de intriga, acción y elementos del cine de terror (y cierta atmósfera de cine negro). Los mejores amigos de Klaatu en la tierra serán un científico, un niño y una mujer (con el rostro de Patricia Neal). Un relato de ciencia ficción que quizá ahora nos atrapa por su ingenuidad (ese robot terrorífico que parece un enorme muñeco de trapo…) pero que, sin embargo, permite un análisis muy poco ingenuo… Una película que tiene un encanto especial además de ofrecer un visionado rico en interpretaciones y miradas. Y pionera no sólo en el género de ciencia ficción (existen ilustres ejemplos más lejanos pero ésta inauguraría una etapa rica en títulos –una buena sesión doble sería la contemplación de Ultimátum a la tierra y de La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel y después un buen debate sobre la guerra fría– y un género que continua en evolución) sino también en la temática de mostrar hombres de las estrellas no como amenaza, sino como inteligencias superiores en son de paz. Así Klaatu tiene una amable descendencia que va de Starman, a Encuentros en la tercera fase, pasando por ET o Cocoon.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Tres secretos (Three secrets, 1950) de Robert Wise

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Si al lado de una película veo el nombre de Robert Wise me entran unas ganas irrefrenables de echarla un ojo. Porque Wise es de esos directores que se formaron en el sistema de estudios y que dominaban el oficio de hacer películas. Así llegaban a conseguir un dominio del lenguaje cinematográfico que les permitía una carrera llena de títulos sorprendentes. Y así dejaba buenas obras de cine negro, ciencia ficción, terror, comedia romántica, musical o melodrama. Y lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a sorprenderme. Esta vez con un drama sobre vidas cruzadas y destinos: Tres secretos. Que además cuenta con el aliciente de tres actrices protagonistas de altura: Eleanor Parker, Patricia Neal y una olvidada Ruth Roman.

Hay un suceso que une a las tres damas que se sigue de principio a fin y tres flashback que nos explican por qué estas mujeres coinciden en un mismo lugar. La película empieza con el rostro de un niño en un avión preguntando cuánto falta para llegar y a continuación se intuye que se ha producido un horrible accidente. Entonces se pone en marcha la rueda de los medios de comunicación para cubrir un hecho trágico: era un avión privado donde viajaban los padres y el niño. El equipo de rescate localiza el avión desde el aire y realiza unas fotografías y se dan cuenta de que el niño puede estar vivo. Pero el accidente ha ocurrido en una montaña donde sólo se puede acceder escalando y no por ningún otro medio. Así que se crea un equipo de montañeros voluntarios para rescatar al niño. Desde el centro de operaciones, al pie de la montaña, se reunen curiosos, equipo militar, policía local, Cruz Roja y prensa para cubrir tal evento. Por un periodista nos enteramos de que el niño —que iba a cumplir cinco años ese mismo día— era adoptivo, sabemos de qué centro lo recogieron y que vuelve a quedarse solo… Y entonces empiezan a aparecer las tres protagonistas.

Susan (Eleanor Parker) es una mujer acomodada casada con un abogado pero que arrastra el peso de una culpa (y un secreto) que no la deja ser plenamente feliz. Justamente hace cinco años —junto a su inflexible madre— tomó la decisión de dejar en adopción a su hijo… cuando su novio en aquel momento no sólo tiene que entrar en combate en la II Guerra Mundial sino que le confiesa que siempre ha habido otra mujer…

Phillips (Patricia Neal) es una ambiciosa periodista y buena profesional que tiene claro que la puede más el superarse en su trabajo cada día que cuidar más su relación de pareja con su esposo Duffy. Trata de salvar su pareja pero es una mujer independiente e intrépida y no puede darle el tipo de relación que espera su esposo. Así que se divorcian… pero justamente se entera de su embarazo. También acude al mismo centro que Susan para entregar a su hijo en adopción. No quiere que se entere su ex que además ha vuelto a  casarse y quiere seguir trabajando…

Y por último la más castigada de las tres, Anna, una bailarina que sale con un hombre de negocios y de la noche a la mañana, y sin explicación alguna éste la abandona. Pero la abandona de una manera tan cruel que Anna pierde la cabeza y le mata (y se convierte en un ‘personaje’ marcado por la prensa). Está embaraza. En prisión le dicen que quizá la mejor solución para el niño que viene es la adopción.

Las tres coinciden en el centro cuando van a entregar a sus hijos (la más atenta a todo lo que le rodea es la periodista) y las tres vuelven a coincidir en el pie de la montaña porque piensan que el niño que va a ser rescatado puede ser suyo.

Así Robert Wise encadena no sólo las tres historias de estas mujeres (muy bien interpretadas y muy bien creados los personajes) sino que además crea la tensión del rescate y una reflexión sobre el oficio del periodismo (donde da una de cal y una de arena… los periodistas más protagonistas son cínicos, sin sentimientos y capaces de todo por una noticia pero también son los que finalmente toman ciertas decisiones nobles, cambian sus comportamientos y consiguen la información necesaria)… y esa raya tan tenúe entre el derecho a informar o la noticia como espectáculo.

Se nota el oficio de Wise en la forma de contar la historia y además se sirve muy bien de sus intérpretes que ninguna le falla. Las tres además se encontraban en un momento álgido en sus carreras y esta película corrobora que son buenas dando los matices necesarios a sus personajes. Las tres, sin embargo, sobre todo Roman, han caído bastante en olvido. Así que Tres secretos es una buena oportunidad para recuperarlas y conocer su trabajo como actrices. Y una buena razón para darse cuenta de que Robert Wise es un director a tener en cuenta.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.