Prisioneros del bucle. Treinta años de Atrapado en el tiempo y otros días de la marmota (Applehead Team, 2023) de Santiago Alonso e Isabel Sánchez

Prisioneros del bucle es un ensayo sobre la influencia de Atrapado en el tiempo treinta años después de su estreno.

Los procesos creativos hasta que una idea va adquiriendo forma son apasionantes, con curvas, giros, obstáculos, tensiones, magia, descubrimientos, conocimientos y casualidades… Ya estamos en la fase final y preparados para anunciar la aparición de un nuevo libro de cine: Prisioneros del bucle. De hecho, si me atrevo a escribir sobre ello, es porque ya se puede ir encargando en la página de la editorial: luego, ya es una realidad cercana. La elaboración de un libro está lleno de momentos, ideas y detalles que ir cuidando, porque el objetivo final es compartir con los lectores aquello que nos apasiona.

Un instante clave en el proceso es la elaboración del texto de contraportada, porque ahí es donde puedes intentar captar el alma del libro para atraer, como el canto de la sirena, a posibles futuros lectores. Ahí va el nuestro:

«Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), de Harold Ramis, un renovador capital de la comedia estadounidense de los años setenta y ochenta, ha cumplido treinta años. El largo invierno de Phil Connors, el protagonista de esta historia, continúa seduciendo e intrigando a los espectadores. La película se ha convertido, tal y como quería el guionista Danny Rubin, en todo un clásico. También es uno de los trabajos más recordados, si no el que más, de su pareja protagonista, Bill Murray y Andie MacDowell.

Además de aportar un análisis crítico del largometraje, el ensayo Prisioneros del bucle señala su importancia en el género de la comedia romántica y los ingredientes que emplea de la ciencia ficción. También qué papel tuvieron el guionista, el director y el actor principal en el proceso de creación o las diferentes interpretaciones que ha generado. Todas estas son alguna de las razones por las que la cinta se ha granjeado tan alta consideración y mantiene su frescura.

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Bosco (Bosco, 2020) de Alicia Cano Menoni

Orlando Menoni, contador de historias del Bosco.

El anciano Orlando Menoni desde el patio de su casa en Salto, Uruguay, es un contador de historias. Desde su silla giratoria, que le permite una visión de 360 º, atraviesa las fronteras espaciales y temporales. Desde la existencia de la palabra, la fuerza de la tradición oral ha estado presente y se ha transmitido de generación en generación. Orlando guarda en su memoria las raíces familiares, los orígenes de los Menoni, y sus historias no se pierden porque él las cuenta. Y esas raíces le llevan siempre a Bosco di Rossano, un pequeño pueblo italiano, escondido entre montañas y castaños. Él nunca ha estado ahí, pero lo conoce como la palma de su mano. Y es más, lo ama. Es la tierra donde reposa la memoria familiar, Orlando lleva en su cabeza su Innisfree particular.

Sin embargo, ocurre algo precioso, porque esa tierra amada y soñada es real, y su nieta, Alicia Cano Menoni, cineasta, tiene una cámara para atraparla. Cuando hace trece años, tuvo la oportunidad de ir a estudiar a Italia, su mayor deseo era encontrar el pueblo de Bosco, el protagonista de todas las historias que le contaba su abuelo cuando era niña en el patio de Salto. Alicia no solo localizó la aldea, sino que durante trece años atrapó la esencia de ese pueblo, convivió con sus apenas trece habitantes durante sus estancias allá, captó su espíritu… y se dio cuenta de que el pueblo soñado y transmitido por su abuelo existía, era de carne y hueso. Las palabras de su abuelo fueron su guía… y allá se encontró con sus pobladores, guardianes de memoria, que también guardaban sus historias y conservaban sus formas de vida. No hay olvido.

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Sesiones dobles para tardes de verano (6). El tiempo: Tiempo (Old, 2021) de M. Night Shyamalan / La verdad (La vérité, 2019) de Hirokazu Koreeda

Una de las posibilidades que más me gusta en el cine es la representación del tiempo y sus múltiples variantes. Y cómo este puede convertirse en argumento central para construir una historia. En diversos largometrajes, el tiempo tiene reglas diferentes a las que conocemos y estamos acostumbrados, y eso permite no solo giros inesperados, sino la magia de otras existencias posibles. Esta vez, en esta sesión doble, vamos a dos obras cinematográficas muy recientes (una en sala de cine todavía) donde dos directores a los que siempre suelo seguir juegan con el concepto de tiempo. Ellos son M. Night Shyamalan y Hirokazu Koreeda.

Shyamalan se va al relato cinematográfico fantástico. ¿Qué pasaría si toda una vida se condesara tan solo en unas horas? Y Hirokazu Koreeda realiza una maravillosa reflexión del cine dentro del cine y juega como quiere con el tiempo, la realidad, la ficción, la memoria y la verdad.

El tiempo en el cine da para todo un ensayo cinematográfico apasionante. Hay géneros que suelen flirtear más con el concepto, sobre todo la ciencia ficción y el fantástico. Pero tampoco es fácil para un cineasta manejar el tiempo real: el paso de los minutos, las estaciones o las distintas etapas de una vida. Captar el instante…

Tiempo (Old, 2021) de M. Night Shyamalan

Tiempo…, toda una vida familiar en unas horas.

M. Night Shyamalan es un contador de historias. Se le nota que disfruta con la narración cinematográfica. En sus imágenes se cruzan cuentos de hadas, cómics de superhéroes, historias de fantasmas o leyendas lejanas. Le gusta el cine de género: el terror y el fantástico. Maneja la intriga y el suspense. Después, esos finales que para muchos son su gran hándicap y para otros ese momento en que todo toma sentido.

El realizador sabe jugar con la atmósfera y sus personajes siempre están atrapados en universos especiales. Esta vez en Tiempo parece, en una primera impresión, que la protagonista de la película es una familia en crisis por la posible separación de los padres. No obstante, han encontrado por internet un lugar paradisiaco y ven la posibilidad de vivir un breve paréntesis antes de tomar decisiones que cambiarán el rumbo de sus vidas. Es tiempo de vacaciones. Además, la madre acaba de recibir una noticia preocupante respecto su salud.

Sin embargo, la gran protagonista de la función es una cala donde van a parar esta familia con otras personas del hotel. Lo que es un día de relax en un sitio precioso se va transformando en una auténtica pesadilla… El increíble paisaje, el mar, la arena, las formaciones rocosas, los corales se convierten en una enorme cárcel.

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Joyas desconocidas de cine negro (I). El ejecutor (Raw Deal, 1948) de Anthony Mann

El ejecutor

Un triángulo amoroso de puro cine negro…

Una voz en off de una mujer, Pat (Claire Trevor), nos introduce ya en un triángulo fatal y trágico que nos descubre a un Anthony Mann turbulentamente romántico en una película de puro cine negro, antes de meterse de lleno en sus westerns psicológicos. Así vivimos la huida de un preso Joe (Dennis O’Keefe), que antes de irse con Pat, la mujer que lo ama, y construir una nueva vida, quiere recuperar el dinero que le debe Rick Coyle (Raymond Burr), por el que está en la cárcel, y vengarse de él de paso. Desde que escuchamos a Pat sabemos que la historia va a ser triste y trágica. Que el destino ya está escrito. En esa huida no tienen más remedio que tomar como rehén a Ann (Marsha Hunt), una trabajadora social, que ha seguido el caso de Joe todos estos años y que cree que ha tenido mala suerte, que tiene buen fondo. Los tres emprenden un viaje sin retorno. Por una parte está la sombra de sus antiguos compañeros, que no ven con buenos ojos su regreso y el reclamo del dinero que le deben y, por otra, los policías que buscan volver a detenerlo para que cumpla su condena.

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Filmish. Un viaje gráfico por el cine de Edward Ross (Reservoir Books, 2017)

filmish

Filmish es un buen ensayo gráfico sobre el séptimo arte y, efectivamente, como dice su subtítulo permite que el lector haga un viaje muy especial. Este libro ha supuesto una grata sorpresa y se disfruta todavía más según se va repitiendo su lectura una y otra vez. Edward Ross, su autor, utiliza su álter ego para llevar al lector de la mano a través de sus reflexiones-viñeta. Por una parte, sigue el camino abierto y la forma de hacer crítica de Mark Cousins (y su imprescindible, tanto libro como serie documental, La historia del cine: una odisea) y, por otra, busca nuevos caminos para ejercer la crítica o la divulgación cinematográfica (otro ejemplo sería el libro sobre cine negro de David Thomson, Sospechosos). Así este cómic muestra un viaje apasionante, viñeta por viñeta, al mundo del cine. Edward Ross realiza siete paradas en Filmish. Y en cada una lanza interesantes reflexiones que ilustra, no podía ser de otra manera, con películas y con pensamientos de teóricos del cine.

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Lluvia de estrenos: I’m not your negro/El otro lado de la esperanza/Your name/Bella durmiente

Documental. Otra triste historia de América. I’m not your negro (I’m not your negro, 2016) de Raoul Peck

I'm not your negro

Medgar Evers fue asesinado el 12 de junio de 1963. Malcolm X fue asesinado 21 de febrero de 1965. Martin Luther King fue asesinado el 4 de abril de 1968. Los tres ponen rostro a la lucha por los derechos de los afroamericanos pero desde puntos de vista diferentes. Ninguno de los tres llegó a cumplir 40 años. Y a través de los tres puede construirse una triste historia de América. Esa fue la idea de un intelectual afroamericano que se relacionó con los tres, los conocía y los respetaba. Y vivió cada muerte como un mazazo. Este intelectual se llamaba James Baldwin y el manuscrito inacabado (las notas vertidas) recibió el nombre de Remember this house. Así el realizador haitano Raoul Peck crea un potente documental-ensayo que parte de las notas de Baldwin y las dota de toda actualidad… porque esa triste historia se sigue escribiendo. Y otras muertes se siguen produciendo.

… y a través del discurso de Baldwin se trata de entender por qué ocurrió y ocurre esa triste historia. Una historia sobre sometimiento y poder, de silenciar voces y vidas. De construir un discurso que no deje hueco al otro. Así Peck construye un potente ensayo con los siguientes elementos y a través de un inteligente y demoledor montaje: las palabras escritas de Baldwin (con la voz de Samuel L. Jackson), las imágenes de archivos de entrevistas y conferencias del propio Baldwin, fotografías e imágenes sobre el movimiento por los derechos civiles, imágenes de archivo sobre manifestaciones contra la inclusión, de linchamientos o muertes violentas, imágenes de actualidad de la realidad afroamericana y, por último, teniendo en cuenta que Baldwin era un cinéfilo: la construcción de un discurso que invisibiliza o refleja de una determinada manera al afroamericano en la historia del cine y en el mundo de la publicidad.

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Hildy Johnson, diez años en una luna nueva continua…

Hildy Johnson y sus compañeros

Me quedo sin palabras cuando compruebo que fue un 19 de febrero de 2007 cuando publicaba mi primer post, una carta de presentación…, y entonces, de pronto, cobré vida como Hildy Johnson en el ciberespacio y no he dejado de teclear. Ahora estamos en febrero de 2017 y aún no he parado… Diez años de lunas nuevas.

Primera luna

Ha sido emocionante y es emocionante sentir El blog de Hildy Johnson como un hogar. Y ese hogar recibe visitas de un montón de buenos amigos que compartimos una pasión: el cine. Y como buenos amigos nos reunimos y armamos jolgorio hablando apasionadamente de lo que nos gusta: las películas que vamos viendo. Así van pasando los años con reuniones en las que debatimos, reflexionamos, aportamos miradas, nos descubrimos películas, libros, canciones…, compartimos momentos (buenos… y también algún que otro malo)… Y así El blog de Hildy Johnson se enriquece, se llena de vida. Y de estos buenos amigos algunos vienen para quedarse siempre (y a su vez ellos tienen otros maravillosos hogares cinéfilos, donde también nos reunimos), otros vienen de visita asiduamente, otros de vez en cuando, alguno desaparece y aparece como los faros en el mar (e iluminan en el instante adecuado), otros no se manifiestan pero están, alguno pisa tan solo una vez el suelo pero da pista de su presencia… y otros son viajeros esporádicos… Pero las puertas de este hogar siempre están abiertas y su pantalla blanca nunca deja de proyectar películas y textos. No dejo nombres propios porque no querría incurrir en algún olvido, no me lo perdonaría. Y, sí, sé que soy una pesada por decirlo tanto… pero estas reuniones de amigos y sus comentarios y aportaciones son la gran riqueza de este blog. Continuamente os echo de menos.

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En algún lugar del tiempo (Somewhere in Time, 1980) de Jeannot Szwarc

A Bet, la chica del parasol blanco. Ella me puso tras la pista de esta película

En algún lugar del tiempo

Hay películas que nacen y con el tiempo se va desarrollando una mitología alrededor de ellas. Películas que, de pronto, generan una legión de seguidores que conectan con lo que cuentan y cómo lo cuentan. En su momento incluso pudieron ser un fracaso de público y crítica. Tampoco hay que buscar que sean totalmente perfectas, o demasiado complejas u obras maestras, sino que tienen un algo que las convierte en inolvidables. Es difícil de explicar. Una de esas películas es En algún lugar del tiempo. Empieza con una frase: “Vuelve a mí”. Y estas palabras las pronuncia una anciana a un joven dramaturgo, mientras esta le entrega un precioso y antiguo reloj de bolsillo. Es el año 1972, Richard Collier acaba de triunfar con el estreno de una obra y le espera un futuro brillante. Está de celebración con la novia, sus amigos, y admiradores… De pronto en la penumbra vemos a una anciana que empieza a avanzar hacia el dramaturgo que está de espaldas… Y casi no se percibe, pero es como si realmente el tiempo se parara. El joven se da la vuelta, ella pronuncia sus palabras, se miran, ella le da el reloj… y hace una salida de escena, como si de una obra se tratara. Ya no hay vuelta atrás. Volvemos con Richard ocho años después de este acontecimiento… y es un dramaturgo con crisis existencial y creativa…

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El reloj (The clock, 1945) de Vincente Minnelli

El reloj

Aviso de Hildy: Por fin se ha solucionado el problema en los comentarios que impedía poder enviarlos. ¡Qué bueno volver a contar con vuestras imprescindibles aportaciones! Sin ellas este blog pierde mucho de su sentido… Espero que todos podáis seguir escribiendo sin problemas vuestras reflexiones sobre cine.

¿Son tan solo unas horas suficientes para conocer a una persona o encontrar una fuerte química con el otro? El cine sostiene que sí. Y una de sus pruebas es El reloj de Vincente Minnelli. Situaciones tambaleantes, que ponen a hombres y mujeres a prueba, o el futuro incierto hacen vivir el presente con más intensidad a los protagonistas. La incertidumbre de la guerra provoca que los dos días de permiso en Nueva York que tiene el soldado Joe (Robert Walker) sean su oportunidad de aprovechar el momento, más cuando se cruza en su camino Alice (Judy Garland).

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Su milagro de amor (The enchanted cottage, 1945) de John Cromwell

sumilagrodeamor

Son diversos los caminos que pueden llevar a una película. Uno de ellos puede ser la lectura de una novela, El beso de la mujer araña de Manuel Puig. Ahí, en una celda, Molina, un preso común y homosexual, trata de crear un universo propio y un espacio especial con su compañero, preso político, Valentín. Molina se sirve de argumentos de viejas películas que les haga evadirse de una realidad cruda… pero a la vez está tejiendo una historia real de amor y tragedia. Hay una que recuerda pero no cuenta a su compañero de celda, y no es más que una especial declaración de amor (y una explicación de lo que en realidad está haciendo con sus narraciones). Molinita trata de transformar la realidad en la que vive, conseguir transfigurar la mirada. La suya y la de Valentín. Y para ello se sirve de los recuerdos que tiene (perfectos) de una película de John Cromwell, Su milagro de amor. Una historia sobre un pianista ciego que a través de una pieza musical que ejecuta con su piano… trata de contar la extraña y hermosa historia de Laura y Oliver… en una casa encantada.

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